SESIÓN NOCTURNA 3

Al igual que en los partes metereológicos concurren circunstancias que producen el desconcierto en los telespectadores (la exposición de sus fotografías no logra encarrilar el azar científico...), la cantidad de todo tipo de variables que ofrece el Otoño suele también descolocar a los observadores que se mueven a pie de acera. Acabo de terminar un paseo por un barrio obrero y me asombra advertir la cantidad de pequeños negocios dedicados al cuidado femenino, a los colmados chinos-de-todo-a-un-euro y a los establecimientos dedicados al trasiego de divisas con nuestros hermanos del otro lado del Océano. Anoto también la escasísima presencia de banderas nacionales. En el vagón del metro en el que viajo la mayoría de los pasajeros son (o parecen ser) extranjeros, suerte la suya, la patria desde lejos agobia menos. Una mujer eslava dormita apoyada contra el quicio de la ventana del vagón, otra que tal (me parece filipina por su lengua) no para de copular por teléfono, entran en la siguiente...