ELEGÍA DEL OTOÑO SATURADO
Sabe el agua que refresca el aire, y la fina cortina de lluvia también sabe que el paseante herido queda invitado a traspasarla, liberando su culpa al mojarle. Sabe la ceniza de su peso insoportable en la palma de la mano, y sabe otra vez que el color saturado del otoño la forzará a no seguir su camino. Sabe desde lo más alto el pájaro elegir las ramas en las que no se posará su tibio vuelo, y sabe también que al hacerlo dejará limpias las esquinas del jardín abandonado. Sabe la vida ser vida cuando se acaba el calor agobiante del yunque, y sabe renacer de nuevo en brillantes besos de cobre y cuero.