OJOS ABIERTOS EN LA OSCURIDAD




"LOS MITOS DE CTHULHU"                     H.P. LOVECRAFT Y OTROS.
Nunca he sido demasiado aficionado a la llamada "literatura de terror", por emplear una expresión que ya de por sí considero algo feble, aunque, eso sí, no le he hecho ascos casi nunca a la denominada, esta vez con más acierto, de "ciencia ficción", y es que aparecen aquí términos que merecerían cierta clarificación al ser ambos géneros concomitantes en muchos casos. A primeros de la década de los 70 del siglo pasado (fuera de España el fenómeno se dio algo antes), ante la influencia del movimiento "hippie", toda una serie de escritores entraron en la onda de los lectores "enrollados" de entonces. Kerouac, Hesse, Castañeda, Huxley,  Burroughs,  Ginsberg,  Bowles,  Asimov,  Bradbury, otros anteriores en el tiempo como Egard Allan Poe,  Walt Withman o  William Blake. Gran parte de estos escritores planteaban, por decirlo de una manera sencilla, el hecho y la necesidad del viaje físico y mental como una alternativa a la rutina de una sociedad anquilosada, propiciando, al mismo tiempo, una ruptura de valores frente a generaciones anteriores. 

Si la experiencia provocada por la realización del viaje, del movimiento, de la acción comunal, motivó fuertemente a toda una generación durante los últimos años 60 y un período importante de los 70, gran parte de los escritores anteriormente enunciados tuvieron mucho que ver con ese nuevo rumbo y H.P.Lovecraft también estuvo, por mérito propio, entre ellos. La "literatura de terror", tomada en su estricto concepto, poco favor podía hacer a aquellos lectores "enrollados" de entonces que, en muchas ocasiones estando bajo el influjo del "viaje mental", (esto es, "colocados" hasta las cachas), lo que intentaban evitar a toda costa era un "mal rollo" o un "viaje chungo". Situación terrorífica que caso de producirse (y sobre todo si la ingesta había sido de ácido), podría despeñar al hipotético lector por territorios realmente peligrosos, parajes mentales totalmente incontrolados donde al incauto les esperarían sus buenos disgustos y, en estos casos, lógico es pensar que al amigo Lovecraft le fuera previamente colgado el sambenito de "persona non grata".

Al escritor de Providence había que paladearlo fuera de esos entornos mencionados, a sabiendas entonces que las sensaciones que produciría su lectura, la mente controlada y las pulsaciones cardíacas en su justo trote, serían muy bien recibidas por el sujeto lector de turno. De esa manera, y por aquellas épocas, me acerqué a Howard Philipps Lovecraft leyendo su magnífico relato "En las Montañas de la Locura", experiencia que aun recuerdo con cierta nitidez, tan gratos me resultaron los momentos (casi siempre nocturnos) en que me dejé llevar por su maravillosa fantasía. Desde entonces, aunque en mi imaginario mental entraron muchas figuras hijas legítimas de la "ciencia ficción" (procedentes muchas de ellas de los "comics" y de las propias películas del género), no había vuelto a vérmelas con el gran maestro de la, ya lo anuncio con todas las consecuencias, ¡ea!, mal llamada "literatura de terror". La escucha, y posterior transcripción, de las sensaciones mentales que me produjo el disco de Sendelica "The Kaleidoscopic Kat And It´s Autoscopic Ego", hicieron que me acercara a "Los Mitos De Cthulhu", asignatura que, desde hacía demasiados años, tenía vergonzosamente pendiente en una balda llena de polvo.


"Los Mitos De Cthulhu", nombre que da cabida a una comunidad de escritores (sus "corresponsales", como los llamaba el propio Lovecraft) y que participan en los distintos relatos que componen el libro, no es un libro de terror al uso, calificarlo de tal manera sería denostarlo. "Los Mitos..." es un prodigioso acercamiento a la más profunda y extravagante experiencia cósmica del hombre. El hombre tomado como un todo, un ser donde siguen palpitantes los ecos y oscuros deseos de toda una humanidad reprimida, a la espera secular de su definitiva liberación por las fuerzas que radican en lo más profundo de su mente. La lucha, nunca resuelta (tampoco en la actualidad) entre el Bien y el Mal. Un Bien asentado en una sociedad corrompida por un progreso de los iguales frente a un Mal representado por númenes y divinidades proscritas. Un entorno físico donde el aura del misterio y de los enigmas no resueltos ululan entre un aire viciado por la venganza, por la resurrección de un mundo muy antiguo que hará por fin justicia, que otorgará solo a los iniciados el poder final para instaurar una nueva raza amorfa, señora y dueña del Mundo antes de que incluso existiera. "Los mitos de Cthulhu" es mucho más, es un libro de filosofía, un libro de religión.

Este panorama desolador se le ofrece al lector muchas veces bajo el tenue velo del sueño del narrador, experiencia onírica que araña en no pocas ocasiones el tablón desvencijado de una realidad que nunca queda oculta, patente en su desolación a ultranza; otras veces en largas disquisiciones psicológicas, donde los meandros de la pura ficción se entremezclan con razonamientos científicos e interpretaciones somáticas, otorgando a la narración en alguno de sus mejores relatos un aura de "libros de iniciación", compendio de verdades oscuras, listas para ser redescubiertas y elevadas a categorías malévolas de obligada reverencia. Líneas, entre líneas, frases, párrafos, ambientes deformes los vistos por el lector, aun más espeluznates los que se adivinan según transcurre la lectura de los relatos; vahos, suspiros, alientos, jadeos, aire de podredumbre nocturna, no importa que la acción se desarrolle a la luz de un sol que ya no alumbra. Dudo de verdad que algún director cinematográfico, incluso entre los especialistas del género, pueda llegar a plasmar en imágenes fiables la sensación de vacío abisal, de temor lumínico erigiéndose desde el mar, de clima atosigante, empapado en un sudario ya medio devorado por las larvas de la sinrazón. El resplandor refulgente, la parálisis disecada por esas visiones nunca antes previstas será siempre superior para el lector atento.

Además de Lovecraft son otros los excelentes escritores que participan en este "mitico" volumen de relatos. Lord Dunsany,  Robert W. Chambers, Arthur Machen,  Algernon Blackwood,  Frank Belknap Long, Robert E. Howard,  Henry Kuttner, Robert Bloch,  August Derleth o J. Ramsey Campbell, por no citarlos a todos. A destacar, sin caer en el desmérito por no mencionar algún otro relato, todos de gran calidad, un trío de ellos : "El Wendigo" de Blackwood, "La sombra sobre Innsmouth" del mismo Lovecraft y "La sombra que huyó del chapitel" de Bloch. Excelente el prólogo de Rafael Llopis, seguramente el más importante experto español en la obra de Lovecraft, y el pequeño epílogo-relato del catalán Joan Perucho, autor de la mejor literatura de ficción en nuestro país.

Comentarios

  1. Como me has dado ganas de buscar los libros de Lovencraft. Recuerdo una serie de libros coleccionables Biblioteca del Terror sin pasta dura como si fuesen comics y gran parte de esa literatura fue devorada por mi persona en su momento Tengo que rebuscar y sacarla a la luz

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  2. La misma edición, la de la foto, que descubrí (o, mejor, de la que fui consciente) en casa de mis padres siendo un adolescente. Qué recuerdos —qué miedos metafísicos— de "Los mitos", de los relatos de Lovecraft o de "El que acecha en el umbral", escrita junto con August Derleth. Muy buen texto, Javier.

    Un abrazo.

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