VENTANAS DE GUILLOTINA




THE ACTION                     "ROLLED GOLD"
En alguna otra ocasión (The Deviants, "Ptooff!", Agosto de 2013) he hablado de Ladbroke Grove, el barrio underground por excelencia del Londres de finales de los 60, al que por su vitalidad cultural en aquella época algunos llegaron a comparar  con el Greenwich Village de Nueva York o el Haight Ashbury de San Francisco. Para los pocos lectores que (a estas alturas del barbarismo globalizado) no sean conocedores de la capital inglesa, comentarles que la ubicación de Ladbroke Grove nos situaría en la parte alta de Holland Park, formando un cuadrado ligeramente deformado que abarcaría, hacia el este, las estaciones de metro de Shepherd´s Bush y Notting Hill Gate en su punto central, y por el norte las de Latimer Road y Westbourne Park. Un vasto conglomerado de casas bajas, la mayoría de fachada de ladrillo con ventanas de guillotina, calles no demasiado anchas y algunas zonas verdes que, en la parte sur de Holland Park Avenue, se prodigan en mejores mansiones y elegantes arboledas, mientras que en la franja alta, la que circunvala la extensa A40 por todo el Westway, enseñan parcialmente las cicatrices de las líneas elevadas del metro junto a un incansable tráfico rodado. A menos que les guste este tipo de paisaje urbano, no hay mucho que fotografiar por este lado.

Por Ladbroke Grove se mueven multitud de bandas y hombres de música desde la segunda mitad de la década mágica de los 60. Cream, Hawkwind, The Deviants, Pink Fairies y The Action, nuestros protagonistas de hoy, tienen entre sus calles y sótanos de ensayo las residencias más o menos habituales. Don Cammell y Nicolas Roeg ruedan en ese entorno su famoso "Performance" (aquí el autor no deja de gimotear en homenaje a Anita Pallenberg); activistas como Mick Farren se prodigan en acciones que pretenden desde la legalización del cannabis hasta la creación de un Banco Libre; el ácido se trasiega en cantidades de rancho militar y la policía, desarmada (eso sí, pero siempre policía), amenaza constantemente con redadas que, caso de producirse, terminan con algunos personajes entre rejas y con fuertes multas económicas. Los estudiantes de las universidades cercanas, la London University, St. Martin´s, RADA, Central, han encontrado acomodo en un territorio plagado de pisos baratos y buena comunicación con el resto de la ciudad. Gran parte de la segunda hornada de emigrantes caribeños se ha establecido en la cercana Notting Hill y la incipiente multi-culturalidad crea los primeros problemas raciales con los pocos seguidores de Oswald Mosley. Colin McInnes, en su "Absolute Beginners", habla de la zona como una Little Napoli.

The Action, el llamado por algunos entendidos seguidores "the ultimate mod band" (el colmo, vaya), se mueve en ese ambiente ideal de mezcla racial, de experimentación en todos los niveles, de ansias por avanzar musicalmente por unos derroteros musicales que las bandas americanas de la Costa Oeste están mostrando a todos los interesados. La cultura mod ha terminado a finales del 65 y The Byrds, Love, los Dead, Quicksilver, Airplane y Buffalo Springfield están en la boca y en los oídos de gran parte de los aficionados. Persiste el gusto jazzístico, pero ya no es el de la escuela del Richmond Festival ni del Ronnie Scott´s del Soho. Ahora es Trane el verdadero impulsor, el motor que habla con un nuevo lenguaje espiritual, su "Impressions" es la lección que hay que aprender. Por supuesto, el registro del r&b, del blues de los Padres Fundadores y del soul de Motown permanece, han sido muchos años de práctica y ha quedado un regusto que será difícil de ignorar. Ahora es el momento en el que todo se mezcla en un cocktail sonoro, de los que muchos ignoran su resultado final pero del que también muchos esperan una nueva avenida de libertad expresiva.

Cuando Ian Whiteman entra en los sótanos del Studio 51 en Great Newport Street, el olor a colillas mojadas y restos de sandwiches de tomate inunda el mal ventilado local. El club, un garito de jazz conocido anteriormente como el Ken Coyler Jazz Club, se encuentra en el número 10 de dicha calle, muy cerca de la estación de Leicester Square. Allí, si se diera el caso que el visitante curioso elevara su mirada, se encontraría con una placa donde se indica que en ese lugar los Beatles ofrecieron a los Rolling su primer hit en las listas de la época, el "I Wanna Be Your Man" de septiembre de 1963. Apenas cuatro años después de esa fecha histórica, Ian Whiteman se encuentra con los miembros originales de la banda para realizar su primer ensayo oficial. Reg y Alan "Bam" King (ninguna relación familiar por el mismo apellido, aunque este último fue más tarde guitarrista en la celebrada banda de pub-rock Ace), Mike Evans y Roger Powell le dan la bienvenida como nuevo componente, sustituto de un recién despedido Pete Watson. El virtuosismo instrumental del que hace gala Whiteman (flauta, saxo, además de los teclados) supone una novedosa aportación musical, fundamental para cimentar el anhelo de experimentación que ya se aloja en la sesera de sus nuevos socios.


The Action, en su primera alineación de 1964, son un grupo mod protegido por la batuta del mismísimo George Martin. Entre 1965 y primeros de 1967, el quinto Beatles produce, para el sello Parlophone en sus nuevos AIR Studios de Hampstead, los primeros singles que la banda londinense hacen de varios artistas y compositores de la Tamla Motown. Sus versiones de clásicos como "Land Of 1000 Dances", "Baby You´ve Got It", "I´ll Keep Holding On" o "Since I Lost My Baby", rayan a gran altura respecto a los intérpretes originales, Marvelletes, Temptations o Righteous Brothers. Parece que incluso superan las tentativas de sus pares británicos Small Faces o Creation, y no son palabras inventadas sino las de un Paul Weller, padrino del revival mod de los últimos 70, que los considera como la banda de mayor influencia, sobre todo en su última etapa Jam (la del "The Gift" de 1982) y primera Style Council. La voz de Reg King, continúa hablando Weller, recoge a la perfección la esencia del sonido urbano negro, aportando al soul un toque de auténtica ingenuidad pop británica. Cualquiera que sea el significado de esta docta aseveración, la controversia entre la preferencia por la voz más rasposa y bluesera (también más teatral) de Steve Marriott y la de Reg King, aparentemente más emocional y orgánica, está servida.

A pesar del apoyo de George Martin, The Action no acaban de encontrar el sitio merecido en las listas de éxito de la época. Sus singles son radiados en todas las emisoras, sus conciertos se suceden en los más remotos lugares de toda Inglaterra, su base de fans adora a un grupo al que consideran genuinamente mod (sus actuaciones en Brighton se harán memorables cuando, cada vez que pisan la ciudad costera, son escoltados por decenas de scooters hasta los escenarios del East Street), pero parece que la banda no termina de despegar comercialmente. Su entonces mánager Rikki Farr (un hombre de sobra conocido en el negocio, activista musical en los mejores clubes de Londres e impulsor del tercer Festival de la Isla de Wight de 1970, donde The Action se anuncian ya como Mighty Baby) no es que se ocupe lo suficiente de la formación. La situación económica de The Action es entonces paupérrima y empiezan a manifestarse los primeros signos de desánimo que, ya en octubre de 1967, llevan al último incorporado Whiteman a abandonar (temporalmente) la banda. Es conocida la anécdota de un Ronnie Lane, que les visita en su piso de Lots Road en Chelsea, y que a la vista de la indigente imagen que observa, contrata a su marcha un servicio de catering de Fortnum & Masons para que alivie, siquiera momentáneamente, la hambruna que ya empiezan a padecer.

En esa visita de Lane al piso de Chelsea, Martin Stone ya aparece como nuevo guitarrista de The Action, también Ian Whiteman se ha vuelto a reincorporar como el inicial multi-instrumentista que ampliara la paleta compositiva del grupo. Martin Stone es el personaje que, en gran medida, afianza el futuro a corto y medio plazo de The Action, esto es, desde su consideración como conjunto mod a una visión musical más acorde con los tiempos que corren. Martin es una rara avis que desde edad temprana se dedica a coleccionar toda publicación de comics de horror americanos que caiga en sus manos, además de hacerse con una infinidad de revistas de ciencia ficción, esoterismo, masonería y religiones paganas, todo aquello que tenga que ver con la Kabbalah, Golden Dawn, Aleister Crowley o las enseñanzas del Frazer de "La Rama Dorada", encuentra hueco en su ávido interés por la literatura extraña y ocultista. El bagaje musical que aporta a The Action tampoco es pobre. Desde su época escolar, a primeros de 1964, ha formado parte de muchas bandas. Swinging Pendulums, Juniors Blues, Rockhouse Band (ya en 1966), Stone´s Masonry (la primera en la que ejerce como líder) y la Savoy Brown Blues Band con los que gira y graba, en septiembre de 1967 para el sello Decca, su primer trabajo "Shake Down". Sus influencias pueden quedar aparentemente a la vista del lector avispado, el mejor blues guitarrero de Freddie King, Albert King o T-Bone Walker, además de una clara preferencia por el que entonces muchos consideraban el mejor guitarrista inglés, Jeff Beck.

Martin Stone contribuye igualmente con algo a lo que el resto de la banda estaba, hasta cierto punto, bastante desacostumbrada, su gusto por el cannabis y el LSD. Bajo su influencia, The Action comienzan a prodigarse en largas improvisaciones musicales que tienen al "India" de John Coltrane como uno de los elementos impulsores. Las nuevas composiciones del grupo, algo lejana ya la época de las versiones de los artistas de la Motown, representan fielmente la amplitud mental por la que avanzan sus miembros. Capacidad de adaptación que, no olvidemos, se inició con la primera incorporación de Ian Whiteman, su querencia por más complejas armonías vocales (en la onda de The Byrds y otros grupos de la Costa Oeste) y por las lecciones del "Impressions", empezaron entonces a tomar carta de naturaleza. Cambios, en definitiva, que no solo causan extrañeza entre los más antiguos fans mods de la banda, sino que, sobre todo, obligan a Reg King a una menor participación como vocalista, antes estrella frontal de una banda que, poco a poco, se transfigura en un ente más en consonancia con los tiempos, más en la onda hippie en definitiva.

A finales de 1967 y comienzos de 1968 The Action comienza la grabación de unas demos que, bajo el auspicio de Giorgio Gomelsky, darán lugar a los temas escogidos de su único trabajo, "Rolled Gold". George Martin también participa, aunque sea como productor de solo algunas canciones del futuro album. Se trata de dar cuerpo a una serie de ideas musicales que nuestros protagonistas han estado pergeñando durante los últimos meses y que vendrían a demostrar, en fin de cuentas, los resultados de sus nuevas influencias musicales. Escuchando este "Rolled Gold" le asalta al oyente una sensación de abordaje sin bandera negra, de ingenuidad al borde del colapso, una suerte de benigna intranquilidad que al final aboca a la impresión de una gran ocasión perdida. Lo que originariamente, en las grabaciones de los IBC Sound Studios, iba a ser entendido como un ensayo general de esas nuevas ideas musicales comentadas, a desarrollar en un futuro próximo (en cuanto el sello Polydor diera su visto bueno final para la grabación definitiva de las canciones), se queda en eso, en agua de borrajas. Las demos grabadas, todas de gran calidad, no pasan el corte de la aprobación final de los directivos del sello (quedando arrinconadas en el cajón de algún despacho), hasta que, ya muy tarde (en 1997), son recuperadas y editadas por el sello Dig The Fuzz de Nottingham.

Existe un argumento general de candor, de inocencia, de ingenuidad en gran parte de las demos que integran la cara A de este "Rolled Gold". Desde el himno inicial del "Come Around", las proclamas en favor de la amistad y del amor de "Something To Say" y "Love Is All" (aquí con un batido más jazzístico), la invitación a la expansión mental de "Icarus", "Brain" y "Things You Cannot See", hasta la mayor complejidad lírica de "Strange Roads", todo parece apiñarse entorno a expansivas y excitantes ondas sonoras, donde las voces, las líneas de guitarras, los teclados, la misma base rítmica, a veces los vientos, juegan un papel de pop-psicodélico de exquisita fragilidad. Igual ocurre con los temas que componen la cara B, aunque existen aquí tonalidades instrumentales, si cabe aun, más ricas. Los riffs ácidos y los intermedios crudos de "Look At The View", los vientos más proclives al folk-rock de "Climbing Up The Wall (See Me)", estructuras pop que se mezclan sin vergüenza con improvisaciones a lo Dead en "Really Doesn´t Matter", agradables baladas psicodélicas en "I Am A Stranger", más eco de The Free Design en la maravillosa "In My Dream", suaves tensiones en los riffs psicodélicos de "Follow Me", en los más blueseros de "Little Boy", una exuberante presión parece torturar esta suerte de oda a los nuevos tiempos.

La falta de desarrollo final de esta sesiones, y la posterior y no cumplida edición del "Rolled Gold" por Polydor, hace evidentemente mella en los miembros de The Action. Su principal valedor por entonces, un Gomelsky más dedicado a promocionar su propia imagen entre la jet de la época, hace un intento final en Apple con Lennon y McCartney pero el resultado es fallido. El vocalista Reg King, cuyo protagonismo ya comentamos que va desapareciendo desde el abandono progresivo de la onda mod de la banda, deja la formación en Junio de 1968. Poco antes (el 11 de Mayo) The Action forman parte del cartel, como teloneros de lujo, para The Byrds y Fairport Convention (de los que también se declaran seguidores) en una célebre jornada en el Middle Earth de Covent Garden. La etapa The Action llega a su fin y comienza la de Mighty Baby, pero es esta otra historia que a estas horas del día (cualquiera que fuera), puede que no interese a demasiada gente.














Comentarios

  1. No sé si el hecho de que las demos no pasaran el corte de los directivos de Polydor indica que el nivel de la época era exuberante, que los directivos eran unos necios o las dos cosas. En todo caso, un texto espléndido el tuyo, Javier, y un disco muy recomendable.

    Abrazos.

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  2. Por otro lado, ¿para cuándo una entrada sobre el demoledor e imprescindible "Kings Of Ovlibion" de los Pink Fairies, ya que los mentas?

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  3. Respuestas
    1. Este es el clásico disco del "si hubiera pasado esto o lo otro...", "si lo hubieran desarrollado como debiera...", muchos condicionales que llevaron al trabajo al baúl de los olvidos durante 30 largos años. Una pena. De Pink Fairies solo tengo el magnífico "Never Ever Land" y, prometido, aunque no sea del "Kings Of Oblivion", se preparará una futura entrada de tan insigne banda. Se lo merecen.
      Abrazos,
      Javier.

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  4. Me he venido hasta aquí, extrañado de no saber nada de esta bitácora, tu paso por casa me lo ha recordado la verdad.
    Como siempre, me veo un tanto sobrepasado por tu texto (esto es un alago, claro). Sin grandes conocimientos sobre The Action, y sin dominar la ciudad de Londres como tu, siempre aprendo además de disfurtar de tus parlamentos.
    Un abrazo.

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  5. Bueno, a estas alturas el coco solo me da para publicar un par de entraditas al mes, y ya me doy por satisfecho. The Action. Al que le guste el mod, imprescindible, aunque este "Rolled Gold" va en una onda más Costa Oeste.
    Abrazos,
    Javier.

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