54 MILLONES DE VACAS



THE DREAM SYNDICATE               "HOW DID I FIND MYSELF HERE?
Terminó el borrador pasada la medianoche, dos días después del plazo previsto para la entrega definitiva. Aun le quedaba una jornada más para las correcciones finales, le sabía fatal, a pedo de coliflor, era más partidario de dejar los bocetos iniciales tal y como quedaran, el texto resultante le parecía así más auténtico, más de cámara instamatic. El último día del mes, un lunes de esos en los que ni empieza ni termina nada interesante, presentó al editor el artículo. Sabía que una mala recepción sería inevitable. ¿Cómo lo vas a titular...? Contestó con una seguridad que no dejó de sorprenderle: 54 millones de vacas...¿Estás quedándote conmigo...? Bueno, verás, hace un par de días estaba por Lavapiés tomando unas Modelos Negras con un porteño y me comentó que por allí hay un debate muy interesante sobre la enorme cantidad de metano que emiten los eructos de la cabaña bovina, un 20% de las emisiones totales de efecto invernadero, ya sabes,... El editor, una birria de tío (le recordó al actual alcalde): no tienes huevos...; se miraron como el sol y la luna a la misma hora del aperitivo.

El tipo ese del que os hablaba se empeñó en escribir una tarde de sábado, casi ya a la desesperada, el tiempo se le acababa. Tenía preparada una agenda con distintos temas y un calendario adjunto para datar cada uno de ellos. De hecho, en ese mismo día, ya debía haber enviado el artículo al editor. Como en modo de resorte defensivo se dispuso a elucubrar una serie de excusas de las que se podría valer para justificar su retraso, todas ellas basadas en hechos ciertos, eso si, pero según mi opinión (así se lo hice saber), sin la suficiente enjundia como para acreditar su flagrante demora. Además estaba lo del maldito calor, había vuelto con mayor virulencia, el cabrón, no daba tregua. Le habían antecedido unos días de bendita lluvia y ahora le daba por recordar la reciente noche en que se cubrió la cabeza con una caja de frutas de la huerta mediterránea. Arreciaba la tormenta mientras se dirigía al concierto de The Cynics y no tuvo mejor idea que guarecerse con lo primero que encontró a mano. El hueco de las asas de una mediana caja de cartón le sirvieron de mirilla mientras intentaba guiarse por unas calles llenas de gente y charcos de agua. A algunos de los transeúntes les debió parecer chocante ver caminar a un tipo guarecido bajo un recipiente que anunciaba pimientos o pepinos murcianos. El concierto de The Cynics según él estuvo de 10 para arriba.

Bueno, el caso es que ya tenía comenzado un texto alimentado con las notas de una abortada sesión nocturna efectuada a últimos de Julio. Los participantes fueron The Clash, Green On Red, The Beat Happening, The Byrds, Moose y los Beatles como artistas invitados. Repasó los tres y pico párrafos del borrador y apenas encontró algo que le sirviera; además fue una noche de esas tontas, demasiadas expectativas que apenas concluyeron en dos o tres frases medio ocurrentes. Vayamos a otra cosa, se dijo resignado. ¡Maldita sea!, tuve tiempo de sobra para disponer del texto en la fecha acordada, ¿de qué le valía quejarse ahora sino para confirmar su maldita falta de previsión?. Debía intentarlo de todas formas, no le quedaba otra. Vamos a ver, ¿y si le hablo del tiempo que me llevó la preparación de un texto para la presentación del libro de un amigo, de las gestiones transcurridas mientras negociaba en el banco la financiación para la compra de una bicicleta eléctrica, o del guión que preparé para una emisión radiofónica de otro compadre aficionado al blogueo....? Mejor ni mencionar la tremenda resaca que le dejó todo un día tirado, sin apenas capacidad de reacción tras una magnífica sesión nocturna en la que Iggy Pop, City Kids, Mega City Four, The Edsel Auctioneer y My Bloody Valentine brillaron con luz propia hasta las 6 de la madrugada.

Como quien no quiere la cosa ahí encontró la inspiración, el filón que buscaba. Hablar de la banda protagonista del programa de radio al que había sido invitado la víspera. Centrarse en algo muy cercano en el tiempo, dejar de lado las notas y los recuerdos dispersos de una calurosa noche de Julio. Pensó incluso en darle a la narración un tono más jocoso, algo gamberro, sin duda influido por la reciente lectura de "Los Asquerosos" de Santiago Lorenzo, un escritor y una obra que le había sido recomendada por su librero no hacía mucho. Eso ya sería más difícil, dedujo, conseguirlo en un narrador más acostumbrado a expresarse en un estilo de cierta seriedad formal. Haré lo posible por insertar pinceladas más volátiles, como si acaso no me costara demasiado esfuerzo añadir alguna que otra gracia entre línea y línea, procurando crear una atmósfera donde el bostezo no tuviera cabida y, si así ocurriera, que lo fuera en el último momento de la lectura. Tuvo la buena idea de rodearse de una buena banda sonora mientras escribía, artistas de estilos más desperdigados, folk-rock californiano, groove africano francófono, high-energy australiano, blues electrificado con influencias soul, electrónica casera y soft-rock inglés de los años 70.

Una vez más admitió el efecto benéfico que las publicaciones musicales hicieron por su educación musical. En este caso concreto, recordó cómo la revista Ruta 66 le puso por primera vez en contacto con la banda californiana The Dream Syndicate. Corrían los años 83-84 del siglo pasado y el denominado Nuevo Rock Americano hacía por entonces acto de presencia. Cuantos magníficos momentos escuchando los primeros trabajos de R.E.M., de Rain Parade, de Green On Red, Rank and File, Game Theory, The Long Ryders, The Leaving Trains, Thin White Rope. Entre todos ellos reconoció a The Dream Syndicate como uno de sus preferidos. Aquel verano de 1984 paladeando el perfume de su "The Days of Wine and Roses" (Slash Rcds, 1982), las guitarras con ese feedback tan deudor de The Velvet Underground, la portada con una influencia que le pareció de Mondrian, las fotografías del reverso, Steve Wynn, en plan James Dean, la de ella, Kendra Smith, la bajista, con esa mirada pícara a la moda, Karl Precoda, tan parecido al piloto francés de F1 François Cevert, la de Dennis Duck, el batería, con su cara redonda, pelo corto y ojos de frenopático. El anagrama del sello Nuevos Medios, tan decisivo para dar entonces a conocer los trabajos de bandas y artistas incluidos en su Catálogo de ese mismo año, New Order, Cabaret Voltaire, Durutti Column, Pat Metheny, Scritti Politti. Aquellos eran tiempos en los que aun perduraba la posibilidad del deslumbramiento.

Así que se puso a la faena, desechando desde el primer instante dirigirse al lector ya conocedor del grupo y de su historia, para ello no haría falta rellenar ningún párrafo, lo saben todo. Comenzamos entonces. The Dream Syndicate, banda californiana abanderada del sonido conocido como Paisley Underground, una mezcla de psicodelia, garaje, punk..., Steve Wynn, su líder, en numerosas entrevistas mencionaba sus grupos preferidos desde el inicio de su carrera en Denis: Velvet Underground, Stooges, Neu!, Modern Lovers, Gun Club, segunda fila. En sus primeras obras, "The Days of Wine and Roses" y "Medicine Show" (A&M Rcds, 1984), el feedback nutre las capas de guitarras de Wynn y Karl Precoda, en el primer Lp de una forma más velvetiana, en el segundo (sin olvidar la influencia de los de Nueva York), las aristas tienen un toque más Crazy Horse. Hay mucha distorsión en el primero, más rock de alambique en el segundo. Sus siguientes trabajos no los controlaba, había escuchado poca cosa. Alguna publicación hablaba de la deriva más pop de la banda hasta su ruptura en 1988. Siguió, eso sí, a Steve Wynn en alguna de sus posteriores obras en solitario, en concreto en su "Weasel" (Brake Out Rcds, 1995) ya en Gutterball, una formación en la que coincide con Stephen McCarthy de The Long Ryders y que suena mucho a eso, a Steve Wynn.

En Septiembre de 2012 la banda es invitada al Festival BAM de Barcelona, le siguen tres conciertos más en Madrid, Valencia y Bilbao, celebraban el 30 aniversario de la publicación del "The Days of Wine and Roses". El éxito fue total. Dos años más tarde repiten gira para celebrar la misma década de su "Medicine Show", allí acudió a la sala Moby Dick de Madrid para verles. Recuerda su grito, a pie de escenario: "We Love You...", y la respuesta de Wynn: "ese mismo sentimiento lo tenemos nosotros para todos los que estáis aquí esta noche..." El flechazo de la afición española con la banda permanece incólume. Los miembros de la formación entonces, además de los originales Wynn y Dennis Duck (batería), son Jason Victor a la guitarra y Mark Walton al bajo. Steve reconoce que sus últimas actuaciones en directo son de las mejores que han hecho nunca, le devuelve a aquellos primeros años en los clubes de Los Ángeles en los que eran considerados como una de las grandes sensaciones de la escena. Enardecido por ese sentimiento decide grabar un nuevo álbum en 2017, treinta y cinco años después de su primer trabajo. Produce al alimón con Chris Cacavas, teclado de los legendarios Green On Red. El ambiente durante la grabación es fulgurante, todos a una reconocen la oportunidad como única, les mueve el deseo de retomar el espíritu y la pasión de aquellos años lejanos.

El disco tiene una pinta física extraña, una portada negra, las letras que lo anuncian conforman un rectángulo de colores extendido en la parte inferior derecha, justo la antítesis estética de su primer trabajo, el vinilo de un color baby blue subido de tono. Pero el espíritu que sale de sus surcos es básicamente muy similar a los de antaño. Frente al feedback de "The Days of Wine and Roses", el muro de sonido de "How Did I Find Myself Here?". Todos los temas de la cara A, "Filter Me Through You", "Glide", "Out Of My Head", "80 West" y "Like Mary", parten de la misma estructura de entonces, una breve introducción, muy potente, originada desde la guitarra de Jason Victor o desde el bajo de Mark Walton, para dar a continuación entrada a sucesivas capas de sonido que podrían recordar un evolucionado muro spectoriano. Hay transfondo psicodélico, la voz de Steve Wynn se extiende como el barniz por la madera, a veces suena a Iggy Pop. Los arreglos de producción se asemejan al ruido oxidado de una gigantesca nave espacial, sin rumbo fijo, deambulando perdida por un firmamento probablemente conectado con algún cementerio de desguaces cósmicos.

"The Circle", el comienzo de la cara B, parte de la misma idea, intro a toda pastilla, hay aquí hasta algún desmadre punkarra, de aquellos movimientos compulsivos de cabeza y perilla puntiaguda; el muro de sonido persiste, más desesperado, más al límite, coincidiendo con el pitillo del condenado al paredón, los riffs de guitarra de Jason Victor parecen encajar con los estertores de una radio perdida. En "How Did I Find Myself Here?" alguien intenta reparar la emisora, los punteos al teclado de Chris Cacavas retransmiten las primeras señales provenientes de un receptor desconocido, la voz de Steve Wynn calma a un oyente al borde de zamparse de golpe los friskies preparados para el gato. La atmósfera instrumental que va creando el tema suena a unos The Doors revisitados por una banda en total estado de gracia. El desenlace recuerda los loops desbarrados de las cintas magnéticas, fuera ya de garantía. "Kendra ´s Dream", un tema en el que Steve Wynn reconoció no encontrar inicialmente su punto vocal, le sirve para dar entrada como intérprete a la primera bajista original Kendra Smith. El ambiente puede que sea "motorik" de Düsseldorf, la voz de Kendra queda aparentemente diluida en un pequeño mantra de sílabas industriales, el susurro de su canto construye sin esfuerzo aparente todo un termitero de sensaciones.




Comentarios

  1. Discazo, Javier, perfecto para calmar tus dudas y averías. Los dos primero de DS, por otro lado, son parte del mejor rock hecho nunca, no solo en la década en que ven la luz. ¡¡John Coltrane sonando en mi estéreo!!

    Un abrazo.

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    1. Sin duda, bálsamo de Fierabrás para mi atribulada mente sexagenaria. Ahora mismo en mi estéreo suena Sonny Rollins. Vamos por buen camino.
      Abrazos,

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  2. Qué tiempos aquellos del Ruta 66, que era como una biblia. Y del Nuevo Rock Americano mis preferidos eran los Violent Femmes, seguidos muy de cerca por estos Syndicate. Tal vez hubo demasiada diferencia entre su primer disco, una verdadera joya, y el resto; pero aun así fueron grandes.

    No conocía este "How did I find...", he estado escuchándolo entre ayer y hoy. Se nota esa tendencia actual a recargar mucho el sonido, hacerlo casi épico, y por momentos casi parece haber influencias de los Pixies. Pero es un buen disco; mejor, en todo caso, que la mayoría de lo que se está grabando hoy en el mundo sajón.

    Saludos mil.

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    1. Si, me olvidé de mencionar a Violent Femmes como uno de los clásicos de aquella magnífica hornada de grupos americanos. Y ¡qué decir del Ruta 66!, aun la sigo disfrutando, aunque se ha convertido en parte en un vocero de los promotores de conciertos y sellos discográficos.
      Gracias y saludos,
      Javier.

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  3. Qué te voy a decir Javier que no sepas, un disco soberbio y que fue número 1 de 2017 en mi blog.
    Un fuerte abrazo.

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    1. Si, ya recuerdo aquella lista del 17. Es un gran disco, a la merecida altura de uno de los mejores grupos de rock de los últimos 30 años. No todos pueden decir lo mismo.
      Abrazos,
      Javier.

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  4. He tenido que volver a oír algunos de los temas del disco. No lo recordaba bien. Me ha sonado de lujo. También yo soy más de Violent Femmes, pero estos tipos se lo montaron muy bien, Y sí que suenan algo a The Doors en algún momento.

    Saludossssssssss

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    1. Es este un disco muy recomendable, recoge perfectamente el espíritu inicial de la banda y lo adapta a un sonido donde, como bien dice Rick, se refuerza el trasfondo épico, cuestión nada baladí porque la banda ya ha alcanzado un merecido status de culto. Gracias y saludos,
      Javier.

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  5. Este retorno fue fabuloso. Me adhiereo a lo manifestado por Gonzalo. El nuevo está bien pero no tanto. Abrazos.

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  6. Su último disco también me gusta, aunque coincido contigo en que no llega a las cotas de este "How Did I Find...". Me parece que la producción de John Agnello les permite mayor experimentación, y la banda lo aprovecha.
    Gracias y abrazos.
    Javier.

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