CHESTERTON Y BLAKE II
G.K.CHESTERTON "WILLIAM BLAKE"
Su visión de Cristo, por ejemplo, y aquí entra Chesterton con toda su batería intelectual de creyente, era la visión de un ser misterioso y vehemente, con frecuencia airado y alguna que otra vez incluso desdeñoso. Sin embargo, era cada vez más sólido a medida que nos acercábamos a Él. La Divinidad es más corpórea y concreta cuanto mejor la conocemos, aunque esta certeza Chesterton la apuntala básicamente cuando intenta explicar la extraordinaria literalidad de la obra pictórica de Blake (donde los hombres muestran su coraje más allá de todo pudor, y las mujeres su inclinación a ostentar su belleza, exagerando lo característico de ambos géneros) Y esa Divinidad, como idea suprema, es más sólida que la humanidad, y más bella que la propia realidad. Es la gran idea de las ideas, la preponderancia de la Imaginación frente a la Naturaleza , incluso frente al materialismo, y en este punto, que supone una cuestión esencial para comprender el arte de Blake, coinciden tanto el artista como Chesterton.
Dentro de estas modas pasajeras no se alineaba Blake, y así lo reconoce Chesterton, cuando, fuera de las corrientes disgregadoras del Oriente y de la concentración e identidad de Occidente, siguió los pasos de la escuela platónica y de los filósofos del Renacimiento, otorgando a la Naturaleza , de un modo osado y brillante, un papel de alegre ocultismo, aseverando que aquello que es amable puede también ser adorado. Y esta certeza es la que acerca, según Chesterton, a un mejor entendimiento y otorga mayor valor a la obra de Blake, sobre todo en sus Libros Poéticos y no en sus Libros Proféticos, relegados por Chesterton a un segundo término en cuanto a su importancia mediática.
A la postre, queda la sensación de que un abrazo fraternal entre los dos polos es posible. A efectos simplemente estéticos, tanto vale la lucidez misteriosa de Blake como la prosa torrencial de Chesterton. Aquí reside el milagro del libro.
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