TRES ERAN TRES
RETRIBUTION GOSPEL CHOIR "3"
Ya hemos hablado en alguna ocasión anterior de Retribution Gospel Choir, artilugio alternativo de Alan Sparhawk, Steve Garrington, ambos miembros del renombrado grupo Low, que junto a Eric Pollard conforman esta singular banda originaria de Duluth (¿le suena a alguién el nombre del pueblo?)
Se presentan ahora con su tercer trabajo, originalmente titulado "3", ¿para qué andar buscando nombres o identificaciones que sirvan para definir o acercar al oyente a su última propuesta musical, bastando un simple signo arábigo que entienda todo el mundo?
Pero, amigos, lejos de la simplicidad del título, muy lejos, queda la música incluida en este trabajo. Compuesto a forma de suite con dos actos, uno por cara, "Can´t Walk Out" y "Seven" en el que participa como guitarrista invitado Nels Cline, se extienden ambos en largas (19:55 y 21:35 minutos) espirales sonoras donde la guitarra es el instrumento clave.
"Riffs" ondulantes, ásperos a veces, líricos en otras tantas, retrotaídos hacia el cordón umbilical, hacia lo muy adentro del ser, en otras etéreos, angelicales, expuestos a una comunión mística y religiosa. Y todo ello arrumbrado (¿existe esa palabra?) en una atmósfera épica que muchas veces recuerda al mejor Neil Young guitarrero, aquel del "Rust Never Sleeps", en el caso del primer acto "Can´t Walk Out", y en el segundo "Seven", arrancando , y se mantiene durante todo su metraje, como una nana que hace que el oyente levite sensorialmente entre nubes anaranjadas (puedo dar fe, lo he experimentado...)
La labor de Steve al bajo y de Eric a la batería, más el invitado Nels Cline a la segunda guitarra en "Seven" (éste último suena como un Miles Davis atenuado en "Kind Of Blue"), acunan la navegación instrumental de Sparhawk, más centrado en plasmar con su guitarra experiencias sensitivas, acordes funambulescos, capturar aquellas chispas eléctricas que sobresalen de las lámparas de araña.
Retribution Gospel Choir es, a día de hoy, uno de los grupos más interesantes y creativos del panorama musical internacional. El aliento, la vitalidad, la coherencia ensoñadora que ofrecen al aficionado que se acerca a ellos es digna de reseñar. No hay pantalla negra a su alrededor, o cuanto menos, si la hubiera sería aquella que aparece al cerrar los ojos y dejar que un leve tránsito transporte al viajero hacia otro mundo.
Se presentan ahora con su tercer trabajo, originalmente titulado "3", ¿para qué andar buscando nombres o identificaciones que sirvan para definir o acercar al oyente a su última propuesta musical, bastando un simple signo arábigo que entienda todo el mundo?
Pero, amigos, lejos de la simplicidad del título, muy lejos, queda la música incluida en este trabajo. Compuesto a forma de suite con dos actos, uno por cara, "Can´t Walk Out" y "Seven" en el que participa como guitarrista invitado Nels Cline, se extienden ambos en largas (19:55 y 21:35 minutos) espirales sonoras donde la guitarra es el instrumento clave.
"Riffs" ondulantes, ásperos a veces, líricos en otras tantas, retrotaídos hacia el cordón umbilical, hacia lo muy adentro del ser, en otras etéreos, angelicales, expuestos a una comunión mística y religiosa. Y todo ello arrumbrado (¿existe esa palabra?) en una atmósfera épica que muchas veces recuerda al mejor Neil Young guitarrero, aquel del "Rust Never Sleeps", en el caso del primer acto "Can´t Walk Out", y en el segundo "Seven", arrancando , y se mantiene durante todo su metraje, como una nana que hace que el oyente levite sensorialmente entre nubes anaranjadas (puedo dar fe, lo he experimentado...)
La labor de Steve al bajo y de Eric a la batería, más el invitado Nels Cline a la segunda guitarra en "Seven" (éste último suena como un Miles Davis atenuado en "Kind Of Blue"), acunan la navegación instrumental de Sparhawk, más centrado en plasmar con su guitarra experiencias sensitivas, acordes funambulescos, capturar aquellas chispas eléctricas que sobresalen de las lámparas de araña.
Retribution Gospel Choir es, a día de hoy, uno de los grupos más interesantes y creativos del panorama musical internacional. El aliento, la vitalidad, la coherencia ensoñadora que ofrecen al aficionado que se acerca a ellos es digna de reseñar. No hay pantalla negra a su alrededor, o cuanto menos, si la hubiera sería aquella que aparece al cerrar los ojos y dejar que un leve tránsito transporte al viajero hacia otro mundo.
Comentarios
Publicar un comentario