2025, A UN SOLO PASO
DANNY & THE CHAMPIONS OF THE WORLD "STAY TRUE"
Estamos en el año 2025 y España domina el mundo. No, no crean que lo hace por su potencia económica o tecnológica (olvídense de su grandeza estética y turística, reminiscencias románticas ya pasadas de moda), sino más bien por haberse sabido aupar, por mérito propio y con la admiración y consentimiento de las grandes potencias, al más alto escalón de la corrupción política y social. Una ligazón entre fuertes intereses partidistas y la codicia ilimitada de la alta clase financiera han conseguido formar un régimen picaresco inexpugnable, con su correspondiente escudo de impunidad frente cualquier control civil. Esta situación, tan del agrado de las grandes multinacionales, ha permitido al país ibérico el ser reconocido (e incluso recomendado al más alto nivel) por las más importantes "think-tanks" internacionales como titular del "Major International Exhausted Rotten Dustbin Ally" (MIERDA en sus siglas en castellano), una especie de triple A en los mercados de valores democráticos del nuevo capitalismo global.
Facundo Cabrales (cualquier conexión con el mundo real es pura coincidencia) trabaja a la sazón como funcionario en el servicio español de inteligencia de la época , el temido y eficiente "Consorcio Operativo Jamando Ostras Navarras" (COJON en sus mismas siglas, sus tres últimas palabras inscritas para despistar a los servicios de espionaje de países enemigos). Ha recibido días atrás de su supervisor el encargo de revisar una serie de entradas de blogs musicales, sospechosos algunos de ellos de dar cobijo a personajes que, amparados en el tibio mundo del arte y la cultura, no dejan de manifestar sus opiniones contrarias al régimen. Entre ellos, cogido al azar, aparece un post dedicado a un tal Danny and The Champions of the World fechado a primeros de 2014, con un título aparentemente atractivo, "Cómo perdí la gran oportunidad de mi vida" y que viene firmado por un tal "HP Providence". Se transcriben a continuación algunos de los pasajes más significativos de la entrada auscultada.
"¡Dorothy, oh Dorothy!, ¿porqué fui tan patoso?..., lo tenía todo preparado para hacer de lo nuestro una celebración inolvidable. Mis padres se habían largado fuera el fin de semana y teníamos el apartamento de la calle Claudio Coello para los dos solos. Había encargado en la pastelería de enfrente el "apple pie" que sabía que a ti más te gustaba y tenía, además, un par de botellas de jugo de granadina para dar más color a la celebración. En mi plato estaba preparado un único disco que me habían recomendado unos amigos y , después de escucharlo en repetidas ocasiones, quedé totalmente convencido que sería el más apropiado para nuestra velada. "Stay True" de Danny & The Champions of The World, una auténtica revitalización del soul de Stax y Motown, algo así como "country periférico" añadido a "baladas negras urbanas angloamericanas", algo que yo no entendía muy bien que significaba pero que, según esos amigos aficionados que compraban discos y me los pasaban de vez en cuando, era lo más apropiado para llevarte al huerto, Dorothy, mi Dorothy." En ese momento de la inspección, Facundo Cabrales empezó a sentir, además de la curiosidad innata del espía, una cierta aversión por el autor de la entrada.
"...(sic) Justo llamaste a la puerta cuando el primer tema del disco "(Never Stop Building) That Old Space Rocket" sonaba por enésima vez. El caso es que, como si se tratara de un ensayo antes de tu llegada, yo tenía en mis manos el cojín de la única butaca de mi apartamento y, abrazándolo con fuerza, lo estrechaba contra mi pecho, también contra mi pelvis, Dorothy. Pero fue verte enfrente, lanzar el cojín de vuelta contra el sofá, y ofrecerte una pequeña sonrisa estúpida de colegial. Me pareció que estabas increíblemente atractiva , aunque también como yo un poco nerviosa, y decidí que lo mejor era no hacerme el interesante, esto es, comportarme como un tipo educado, controlado y formal. ¡Idiota, mil veces imbécil!. Según entrabas en el salón sonaban los primeros compases del "Cold Cold World" en mi plato Thorens tD 209, ese tono country-pop tan estilizado, esa voz susurrante, los riffs de guitarra acaramelados, y la ocasión llamaba ineludible al inicio de la acción. El haberte despojado, por ejemplo, de tu abrigo de "moiré" marrón mientras forzaba bailando el giro de tu cuerpo, terminando en un elegante besamanos que me permitiera apreciar mejor ese maravilloso olor del "Eau de Rochas", hubiera sido un comienzo ideal. Y haberte dicho algo como: ["Esta mano me la reservo de postre, mojaré sus dedos de miel en mis labios..."],... ¡yo qué se!, algo así, romántico, seductor, atrevido. Mas no, siempre he sido una ruina jovial." El supervisor observa a Facundo Cabrales a través de un ventanal opaco. Desde que inició la lectura no ha cambiado la posición en la silla, signo de que aun mantiene un cierto interés.
"...(sic) He servido a Dorothy la primera porción del pastel de manzana, previamente agujerado para rociar sobre el un poco de granadina. Está sentada en el sofá y yo en el suelo, a su lado. Me gustaría en ese momento ser una serpiente y enroscarme entre sus piernas, tan cerca las tengo. ¿Y por qué no se lo digo..., por qué callo..., qué tengo que perder, acaso no desea ella que algo ocurra? ¡Gilipollas!, ¡Capullo! La tienes ahí, enfrente tuyo, una auténtica belleza americana del Medio-Oeste (creo recordar que era de Oklahoma) y yo simplemente moviendo la cabecita para seguir el ritmo del "Stop Thief!", un soul de estantería que derretiría al mismísimo cardenal Rouco. Quiero llegar hasta los dos últimos temas de la cara A del disco, lamentablemente solo tengo controlado el espacio fingido de la acción, "Darlin´ Won´t You Come In From Cold" y "Other Days", como si fueran una especie de ultimatum que me concedo antes de pasar al ataque (¡ya te creo, fantasma!). La secciones de viento de ambas canciones invitan al ciego a ver, al sordo a oír, al mudo a hablar, y a mí, ¡tonto laba!, solo parecen producirme un mero convencimiento de lo bueno que es el disco. Y ocurre, en esos momentos mágicos en que Danny George Wilson canta como si Ronnie Lane se estuviera despidiéndo de la vida, que me decido a pedirle a Dorothy que me traduzca esas dos últimas canciones, convencido que sus letras, seguramente tan románticas como el tono ensoñador que emplea al interpretarlas el mismo Danny, puedan por fin favorecer mi estrategia. Con lo que no contaba es que Dorothy, ya un poco amoscada por la falta de arrojo de su anfitrión, se levantara en ese preciso momento para ir al baño". En este interim de la lectura, Facundo Cabrales saca una bolsa de su zamarra y extrae de ella una petaca de cuero y cristal. La aúpa hacia su boca y sorbe de ella con la grandeza de un hombre rutinario. El supervisor, sin hacer mueca alguna, apunta algo en su libro de notas.
El sonido ondulante del "Breaking Out" comienza a hacer el efecto de una marea invisible. El dobro da pié a la entrada de escalas rítmicas ascendentes, el "pedal-steel" remarca los brillantes colores de la alfombra del apartamento, todo parece a punto de caramelo y el mismísimo Facundo Cabrales, que a pesar de su restringido papel en la acción también podía escuchar la música, empieza a deducir que el protagonista principal, el tal HP Providence, es sin más un cretino. Opinión que queda reafirmada cuando sigue leyendo el extracto que sigue,..." (sic). Empezaba el tema que daba título al album, el "Stay True", cuando Dorothy salió del baño. La vi pero casi de reojo ya que en ese mismo momento mi idea era abrir la ventana y asomarme al balcón. Corría una brisa encantadora y pensé que, atraída quizá por sus ecos, me acompañaría a la balaustrada. Nada de eso pasó. Dorothy volvió al sofá, se sentó y tomó entre sus manos el disco de Danny & The Champions of The World y yo me decidí por fin a mirarla. Parecía distraída, pero en seguida percibí que estaba fingiendo. Esperaba algo y a cada minuto que pasaba era patente que no era yo el que sería capaz de dárselo. Empezó a tararear el "Been There Before", bueno más bien esos coros celestiales, mientras que en el resto del tema se limitaba a colocar su boca en posición de piñón. Me dieron ganas de gritar, de quitarme los zapatos y lanzarlos contra la pared, de decir siquiera alguna frase, aunque fuera incoherente. No hice entonces nada y me sentía como si estuviera solo, como si Dorothy no estuviera allí en mi apartamento, su figura un mero fantasma intocable. Sonó un trueno lejano, las ventanas seguían abiertas, y Danny empezó a hablar del tiempo, "Talkin´About The Weather".
El texto que sigue a continuación, apuntó en su propio cuaderno de notas el funcionario Facundo Cabrales, viene a constatar, salvo corrección propiciada por inesperado giro final (cosa altamente improbable), que el susodicho autor de la entrada examinada, HP Providence, carece de cualquier impulso y ritmo vital aparente, por lo que no siendo causa de fuerza mayor (su léxico siempre dentro de las coordenadas burocráticas), recomendaríamos la posibilidad de reclutamiento del citado autor en cualquiera de los servicios de inteligencia del país..."(sic) Dorothy me llamó a su lado e inesperadamente cogió mi mano para llevarla hacia uno de sus zapatos. Su mano con la mía manipularon la hebilla para desatarlo, lo recuerdo porque en ese momento sonaba el "Let´s Grab This With Both Hands", y su sección de suaves vientos invitaba a dejarse llevar, a volatilizarse. Levantó su pierna al mismo ritmo de la balada y colocó su pie en mi boca. Tuve la repentina tentación de mordérselo pero me reprimí pensando que la podía disgustar. Mi libido entonces había disminuido hasta extremos que rayaban con la mortecina insensibilidad de un voto en una urna de cristal. Preferí preguntarle cual era el número que calzaba y dónde había comprado los zapatos, aunque tampoco me importaba mucho. Ella, en lo que consideré como un inadmisible acto de agresión externa, me abofeteó primero en una mejilla, después con más fuerza me golpeó en el mentón. ["¡Ah!, pensé, "Time Again", el último corte del disco que me sonaba a algunas canciones de Travelling Willburies, ese grupo que mis amigos me habían hecho conocer no hacía mucho tiempo, qué bien sonaba, qué línea de bajos, que recuerdo al Wilson Pickett de mis guateques de antaño"]. Cuando caí de mi embeleso, Dorothy, descalza y con el zapato aun en la mano, cogía su abrigo de "moiré" marrón y se dirigía hacia la puerta de mi apartamento. No le di mayor importancia al portazo que antecedió a su repentina desaparición, quizá deduje que haría lo mismo en su casa lejana de Oklahoma.". Aquí terminaban los pasajes reseñados para el análisis de Facundo Cabrales. Se levanta y sale de la escena.
El supervisor de Facundo Cabrales admitió en principio la recomendación de su subordinado para incorporar a HP Providence al servicio de inteligencia. No obstante, no le quedó del todo claro el cambio de actitud que el protagonista iba relatando a lo largo de la entrada. Del lamento inicial por la ocasión perdida al nihilismo más absoluto. Allí había algo que no cuadraba del todo, algún misterio inconcluso. Dictó un memorandum en el que proponía llevar a cabo un examen exhaustivo del contenido de los pasteles y dulces elaborados por la pastelería mencionada, así como de los antecedentes y registros sanitarios del fabricante del jugo de granadina. También recabó datos sobre la pureza del aire de aquella tarde, no fuera a ser que los índices de contaminación fueran más altos de los inicialmente publicados por la Alcaldesa Chochona (no se atrevió a llevar a cabo esta última iniciativa) Para mayor tranquilidad sugirió en nota aparte al corresponsal de Seur en Oklahoma que vigilara en lo posible a la familia de Dorothy, de apellido Flinstones, vecinos de Tulsa.
(Aparentemente, y esto lo se porque no soy español, la culpa de este cambio de actitud en HP Providence la tuvo el mismo Danny & The Champions of The World, posiblemente agente, o doble agente infiltrado)
Sin palabras sencillamente un original y fabulosos post
ResponderEliminarMe siento afortunado de haber encontrado tu blog. Acabo de pasar un rato estupendo leyendo esto. En cuanto al disco, lo mejor del año pasado, sin duda...
ResponderEliminarAhora sí que te has pasado. Tremendo, eres tremendo, vaya postazo. (Y qué bien lo pasamos anoche). Para mí el mejor disco internacional del pasado año. Abrazo.
ResponderEliminarBuahhh brutal entrada, y lo que me he reído, casi tanto como anoche con tu buen rollo (cuando le pusiste el gorro irlandés al cantante de Fakeband por poco no me muero de la risa).
ResponderEliminarEste es un gran disco, la verdad es que tardó en entrarme, pero como todas las cosas en la vida, es buscar el momento adecuado... y si es en compañía mejor... hay que darle algúna lección de cortejo a Facundo Cabrales... je, je, je..
Un fuerte abrazo chaval.
No sé qué decirte, esto parece un programa de esos en los que va a cantar alguien y otros opinan de él siempre los mismo... pero es que es así, una entrada para enmarcarla y un disco que me encantó el año pasado, fue de lo mejor junto al de Southside Johnny. Un saludo
ResponderEliminarJavier,
ResponderEliminarUn buen trabajo el de los londinenses aunque yo le encuentro a faltar un poco de más caña ya que en momentos me suena un poco lineal, lo mismo que me ocurría con los Grand Drive, son buenos pero para mi gusto necesitan un poco más de fuerza en la instrumentación principalmente.
Excelente entrada como es habitual en tu blog.
Saludos,
Jordi