PASEOS MUSICALES POR EL ESPACIO
"INTERSTELLAR OVERDRIVE, THE SHINDIG! GUIDE TO SPACEROCK"
Casi como quien no quiere la cosa, ya que la sección de LITERATURA de este blog está pensada para el comentario de libros "serios" leídos por el patrón de la casa, voy a incorporar hoy a la misma la referencia, y breve comentario, de algunas de las revistas musicales de cierta entidad que, por su extensión, contenido y calidad, merecerían el ser consideradas como LITERATURA MUSICAL; bien entendido, como dije al principio, que no se tratan exactamente de libros de tal género (tampoco de "obras menores"), en cuanto que su identificación "al uso" no debería permitir tal emparejamiento. Y le toca el privilegio de comenzar esta sección a la revista musical inglesa Shindig! que ha editado, hace pocos meses, un espectacular monográfico titulado "Interstellar Overdrive, The Shindig! Guide To Spacerock", exhaustivo (170 páginas en total) y muy documentado estudio sobre uno de los géneros o estilos de música que, al que suscribe, más le apasiona. (Y mientras inicio el comentario, a modo de inspiración, suena el "Space Ritual" de Hawkwind en su "CollectorsEdtion" de 2007)
Sin atenerme exactamente al orden del propio contenido del monográfico, más bien guiándome por una suerte de "aleatoria influencia cósmica", indicaré al lector interesado que este "Interstellar Overdrive" parte de unos conceptos de conocimiento mínimos antes de entrar en harina. ¿Qué es el spacerock y cuales son sus antecedentes en el imaginario colectivo?...; la carrera espacial iniciada en la década de los 50 por las, entonces, dos super-potencias mundiales, y su posterior efecto en el rock´n´roll...; y a nivel musical, las Bandas Sonoras Originales (BSO) de las principales películas de "ciencia-ficción"...; comentarios sobre una selección de discos que han tenido, aunque fuera tangencialmente, una conexión con este tipo de música, antes de entrar en la disección crítica de las canciones "Top 30" de este estilo, con mención especial al famosísimo "Telstar" de The Tornados (y a su genial productor Joe Meek). Referencia obligada a la célebre BBC Radiophonic Workshop (y su composición de referencia , "Dr.Who") , para antes de entrar en el propio apartado de grupos, hacer una breve reseña sobre un hecho que, en muchos casos, ha producido cierta confusión (y controversia) entre los aficionados, el llamado "spacerock" y la "psicodelia", sus encuentros y diferencias y, a modo de ejemplo, su influencia en grupos como Beatles, Rolling Stones, Byrds o el mismo Bowie.
En la parte, la más extensa evidentemente, dedicada a las bandas consideradas como arquetípicas de este estilo musical se hace mención inicial, y cuasi honorífica, a dos de ellas, Pink Floyd y Hawkwind. De la primera, conocido es que sus miembros, siempre que han tenido la oportunidad de hacerlo, han cuestionado profusamente su pertenencia a tal género (aunque no han podido evitar que el imaginario popular les haya agregado a tal estilo). De la segunda, por el contrario, sus componentes han hecho ( y siguen haciéndolo) un entusiasta panegírico de su consciente militancia en el mismo, y como premio a tal manifiesta querencia, el monográfico premia al lector con unas hilarantes viñetas sobre la historia del grupo, además de un muy interesante y completo texto sobre las novelas, fanzines y producción gráfica que se han inspirado en el grupo de Ladbroke Grove. Y como bandas históricas, también ampliamente estudiadas en la obra, queda "espacio" (y mucho) para gente como Pink Fairies, y su estrecha relación y colaboración con Hawkwind, sobre todo en el intercambio que sus miembros realizaron en numerosas grabaciones y conciertos comunes; además de reseñar la imprescindible historia y hazañas de un portentoso grupo como Gong, mágica alianza entre Australia, Inglaterra y Francia (a la que no han sido jamás capaces de emular ninguno de sus más conspícuos representantes políticos). Una breve introducción, y no por ello menos interesante, a la vida y obra de Tim Blake, teclista original de Gong en su época dorada (y quizás el miembro más "conflictivo" de la misma), y un pormenorizado ensayo sobre las obras de Yes y Rush, y sus conexiones con el sub-género que podríamos calificar como "space-prog" (muchas veces también sinónimo de feliz mezcla), cerraría brillantemente la primera parte del monográfico.
Continúa la revista con un estimulante repaso a los grupos de distintos países que han aportado singulares representantes a este estilo y, como no podía ser de otra manera, Alemania se lleva la palma en este contexto geográfico. Ash Ra Temple, Amon Düül II, NEU!, Cluster y Harmonia caracterizan las mejores producciones musicales y apuestas estilísticas (incluyendo la imprescindible variante electrónica y experimental) de la categoría. Aparte de CAN, que no tiene un apartado intrínseco en la investigación del monográfico, pero que si es obligada referencia en muchas de las reconocidas influencias de grupos y artistas en este extenso ensayo, culmina el apartado teutón con un breve repaso titulado "10 Kosmische Klassics" que engloba a gente tan interesante como Popol Vuh, Guru Guru, Agitation Free, The Cosmic Jokers, Yatha Sidra, Tangerine Dream (y su imprescindible "Alpha Centauri"), A.R. & Machines y Sergius Golowin.
EEUU y Francia, mucho más los primeros evidentemente, son los siguientes países cosmonautas. El primero, en una fase inicial, con citas obligadas a la conocida como "Early American Electronica", con grupos seminales como Silver Apples (próxima entrada en la etiqueta MÚSICA), The United States Of America y Fifty Foot Hose. También primitivos exponentes de la mejor "spacerock" americana, no podían faltar las menciones al excelente Sun Ra, radicalizando su versión jazzística hacia paraísos extraterrestres, y George Clinton que, con sus aportaciones en Funkadelic y Parliament, introducen el dulzón sabor funky en este espacio sideral. Grupos americanos posteriores (mitad de la década del 70 en adelante), menos conocidos (no por ello indignos en su presencia), hacen acto de presencia. Chrome (del que se han reeditado recientemente sus primeras obras), Ra Can Row, ST 37, Architectural Metaphor (estos dos últimos mucho más contemporáneos), completan junto a Alien Planetscapes, la terna yanqui al monográfico. De Francia una única mención, quizá pobre al haber, seguro, mucho mayor campo de investigación. La del músico Richard Pinhas, inicialmente activista político en el París de 1968, y que cambia su quehacer hacia el campo musical, dando luz a muy interesantes composiciones contenidas en grupos como Schizo y, sobre todo, Heldon.
No deja de contemplar la revista el movimiento de "free festivals" que en la época "thatcheriana" de mitad de los 80 agrupó en el Reino Unido a los últimos hippies de las Islas. Las celebraciones míticas del solsticio de verano en Stonehenge (y las primeras del festival de Glastonbury en su Worthy Farm de 1983) agrupan aquí, además de unos siempre rejuvenecidos Hawkwind, a grupos importantes como Ozric Tentacles y Omnia Opera, entre otros. Muy interesante el texto en este capítulo en cuanto refleja muy fielmente, no solamente la filosofía de comunidad y ayuda popular de los conocidos como "Peace Convoy", agrupaciones que incluían a los últimos "freaks" ingleses, sino también la incipiente actividad de mercados alternativos que los grupos participantes en los "free festivals" hacían con las grabaciones en cintas de sus producciones musicales. Movimiento que, dentro de su política "ultra-liberal" (esa que gusta tanto a los Aznar, Aguirre y demás ralea), ya se encargó de machacar y eliminar debidamente la baronesa Thatcher (tan amiga ella de Pinochet). Hecho aquí en falta, nunca se puede abarcar todo, una mínima referencia al insigne Julian Cope que, en gran medida. fue ejemplo durante esos años de una actividad personal, y musical, de retorno a un cierto paganismo primario para, como culminación, auto-proclamarse como sumo sacerdote de la comunión espacial con la naturaleza y el entorno rural.
Termina "Interstellar Overdrive" con un muy atractivo resumen sobre las bandas del "spacerock" de las últimas dos décadas y media. Tiempo y espacio para los imprescindibles Spacemen 3 y Sonic Boom (el Spiritualized de Jason Pierce sería para el autor una versión algo más comercial del género, aunque debo reconocer que obras como "Ladies And Gentlemen, We Are Floating In Space" son de las más representativas del estilo actualmente), Loop (asignatura pendiente, reconozco), Farflung, Litmus, The Heads o los, ya incorruptos, Hawklords. Y entre los calificados como "Space Cadets", nuevas apuestas como las de White Hills, Carlton Melton, Vibravoid y Sula Bassana/Electric Moon (escuela alemana), Astra, los japoneses Acid Mothers Temple, los escandinavos Oresund Space Collective y los galeses, predilectos de esta casa (y ya comentados en la misma) Sendelica.
Monográfico, este "Interstellar Overdrive" de la revista musical inglesa Shindig!, en definitiva, de muy recomendable adquisición y apasionante lectura. En inglés, eso si, pero sin problemas de comprensión para todo aquel que tenga un medio nivel en el idioma.
Tengo que agenciarmelo sin duda. de los nuevos aprte de sendelica los mejores sin duda Vibravoid estan en segundo lugar
ResponderEliminarTotalmente recomendable Bernardo. La nueva escuela alemana con Vibravoid y Sula Bassana/Electric Moon es muy gratificante.
EliminarGracias y saludos,
Javier.
Joder, qué maravilla. De los clásicos sigue habiendo mucho por conocer, aunque ya sabes de mi debilidad por el kraut. De los "nuevos" siento especial aprecio por Acid Mothers Temple.
ResponderEliminarUn abrazo, Javier.
La mención que hace la revista sobre el "kraut" (término, por cierto, para nada bien aceptado por las bandas alemanas clásicas) es muy extensa y de muy alta calidad, en cuanto a información, crítica de discos, bandas "series-B" (las menos conocidas, etc...) Si, yo también, aunque sea por cambiar de continente, voy a ver si me hago con algo de los japos Acid Mothers Temple.
EliminarGracias y abrazos,
Javier.