TIEMPO DE BRUJAS





CRESSIDA                              "CRESSIDA"     
Hubo un tiempo, ya quizás lejano pero que revuelve su hojarasca de vez en vez, en que fuera que las cosas se sucedían de forma más natural. El recoger un trozo de musgo y oler la humedad de tantas lluvias pasadas, todas ellas acumuladas en un ínfimo espacio de geografía verde y suave, transportaba al observador hacia lugares donde concurrían los recuerdos casi olvidados, aquellos en los que la marmita de los druidas era bálsamo para la gente sencilla. Contemplar las hojas lobuladas de los robles con sus tonos de cuero eternizado, alcanzar desde el suelo una piedra y admirarse con su brillo escondido, también con su diminuta orografía de planetas, pasar la mano por un tronco y recoger en la mano un liquen de pequeñas ramas caprichosas, sus estrías semejantes a neuronas dibujadas por dioses antiguos. Estas, y otras muchas más, actividades del hombre curioso se daban más y mejor en otras épocas, cuando el hombre y la naturaleza porfiaban por ser un mismo conjunto, un resumen de sensaciones milenarias que enriquecían con sencillez al caminante sosegado.

En ese espacio diluviano, cuando en la música rock casi todo era nuevo, se desarrollaba la apuesta de una banda como Cressida, tablado en el que convergen unos músicos ingleses que inician su carrera en la primera mitad de la década de los 60. Era entonces, si, cuando la escena cambiaba constantemente de escenario, sus protagonistas convencidos en buscar nuevos caminos de expresión, aquellos que aunaran el aun corto sendero recorrido por el género con otras raíces que recogieran la mezcla de culturas rurales y urbanas. El folk, el jazz melódico, la primera psicodelia de hadas y de Alicia, el originario rock contundente, ya consolidado en su instrumentación rotunda de guitarras y poderosa base rítmica, el nacimiento del estilo progresivo como expansión hacia territorios donde el músico, también el oyente, pudieran alcanzar cotas hasta entonces no holladas.

Allí y entonces, en esa atmósfera de iniciación para tantos, cabía la posibilidad de encontrar obras tan genuinas como el primer álbum de nuestros invitados de hoy, de título homónimo, y originariamente editado por el añorado y prestigioso sello Vertigo en 1970. Cressida (nombre cuya elección no queda clara entre los propios miembros de la banda, unos inclinan su preferencia por la mera belleza de la palabra, otros lo engarzan con la obra "Troilo y Cressida" de Shakespeare) acoge en su primera y legendaria formación a músicos como John Heyworth y Angus Cullen, la base cenital del grupo, profunda hermandad tanto en la labor compositiva como en el desarrollo y mantenimiento de su idea estética. Peter Jennings, imprescindible en su aportación instrumental, uno de los teclistas más poderosos e imaginativos que he escuchado en mi trayectoria como oyente, y que contribuirá vigorosamente a dar a la banda su sonido y estilo más característico. Kevin McCarthy al bajo e Iain Clark a la batería, formarán una base rítmica anclada en la vieja escuela, escuetos en su expresión, tremendamente incisivos en su labor de apuntalar un murmullo sin grietas.


Y es con esa mencionada alineación con la que alumbran una obra, esta "Cressida" tocaya, que viene a significar para este prosista una de las obras más significativas (también desconocidas) del folk-progresivo inglés de la muy primera década de los 70. Estilo musical el suyo que ancla su andamiaje en una bella confrontación entre los teclados, como instrumento claramente predominante, y la voz. Es entonces "Cressida" un trabajo donde el órgano Hammond B3 de Peter Jennings y la voz de Angus Cullen nos embarcan, para los menos conocedores del grupo entraremos en comparaciones, por terrenos ya entonces recientemente explorados por bandas como Procol Harum, Caravan o Brian Auger & His Oblivion Express. En la voz, y en la atmósfera creada por su propia narración, The Moody Blues serían quizás la referencia más obligada. La guitarra de John Heyworth, a lo largo del disco gracilmente hermanado con la belleza casi catredalicia de los teclados, genera unas veces con logrados ecos acústicos, otras con riffs de hermosísima extensión eléctrica, un ambiente de progresión melódica que nos transporta hacia reverberaciones de grutas limpias, a espacios donde la repercusión rítmica vuela con alas de nubes tan altas.

Para que los ya curiosos e interesados puedan entrar en detalles, decir que mientras la cara A muestra a la banda en su versión de mayor contundencia instrumental, temas como "Winter Is Coming Again", "Cressida" o "Depression" revelan el virtuosismo absoluto de su exquisita estructura rítmica, en la cara B, canciones como "Spring 69", "Down Down" o "Tomorrow Is A Whole Day" manifiestan la mejor versión baladista del grupo, una suerte de cánticos dirigidos hacia una dilatación melódica que los eleva al mejor "soft-prog" posible. Otras alhajas repartidas a lo largo del disco, "Time For Bed", "Home And Where I Long To Be", "One Of A Group", "Light Is My Mind" o "The Only Earthman In Town", siempre la balanza entre teclados y voz perfectamente engarzada, apuntalan una interpretación musical que raya muchas veces  con la mejor génesis de la sorpresa.


Hoy, cuando contemplo cómo las parejas, incluso tan cercanas físicamente entre sí, se comunican vía ipod (o como se llame ese infernal artilugio), cuando las visitas a los mejores museos se pueden hacer directamente desde el sillón del hogar, o cuando parece que una gran parte de nuestra existencia pretenden hacerla pasar por el aro de la virtualidad, es el tiempo en el que más me aferro a las épocas pasadas, aquellas en las que contemplar un simple acebo tintinear con el viento daba lugar al desfile impávido de las brujas.



Comentarios

  1. Bienvenido y bien hallado Magnificos estos cressida que nacen en un momento muy Fripp por mi parte. voy a volver a scar su disco del polvo

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  2. Gracias Bernardo. Magníficos efectívamente, como un vuelo de mariposa. Envidia por esos momentos Fripp que comentas.
    Saludos,
    JdG.

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  3. Momentos de Fripp y proto- Adrian Belew. Me gusta cómo suena esto, Javier. Ya sabes: siempre un placer pasar por aquí, sobre todo cuando hablas de literatura ;)

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  4. Gracias Alex. Si tienes ocasión dale una oportunidad al disco, no te defraudará, seguro.
    Saludos,
    Javier.

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