APUESTA GANADORA
KARATE PRESS "LA VERDAD ESTÁ BAJO TIERRA"
Grata, muy grata experiencia la de descubrir una nueva publicación musical y más aun si lo es desde su primer número, aquel que aparece con el signo arábigo 0 (y que por razones desconocidas muchas veces nos negamos a considerar como numeración válida). Acostumbrado como estoy a leer (más bien debería decir devorar) desde tiempo inmemorial la prensa musical nacional e internacional, desde la mítica "Disco Express" pamplonica de mi bien recordado Jordi Serra i Fabra, el añorado "Vibraciones" y posterior "Rock Especial" (pre "Rock De Luxe") y "Popular 1" (esta publicación me pareció siempre más metalera y algo ajena a mis gustos), hasta el "Ruta 66" (a la que, salvo muy breves períodos, permanezco fiel desde el inicio de su publicación), y contando también con revistas extranjeras como las conocidísimas y ya desaparecidas "Melody Maker" (nunca fui muy de "New Musical Express",... ni de "Rolling Stone" tampoco), "Best" (magnífica revista francesa de los 70), "Record Collector" y ya las más modernas "Uncut", "Mojo", "Q", "Shindig!" y "Flashback", la aparición de una nueva edición musical siempre acarrea mi atención de curioso innato.
Y lo hace mucho más si la nueva publicación contiene un tanto de novedad, alejada del corriente uso y disfrute de las revistas ya consolidadas. Es este el caso de "Karate Press" ("La verdad está bajo tierra", corta frase que siguiendo al nombre de la cabecera viene a resumir el posible ideario de la revista), publicación nacida en el pasado mes de Mayo y de la que me hice allá donde uno debe conseguir este tipo de artefactos, en la tienda de discos favorita de este irremediable consumidor musical que les atormenta. Novedad que se manifiesta espléndidamente en una portada de un estilo que me atrevería a calificar como "porno-punk" arrebatador; una suerte de díptico de erótica, peluda y abundante carne rubensiana fabricada por el conocido dibujante Don Rogelio J., y que prepara adecuadamente al lector para enfrentarse, sin previa idea fija de su contenido, a un editorial que viene a expresarse de la siguiente manera: "Karate Press es una revista de rock&roll. Entendamos rock&roll como una idea de disidencia, de libertad y de apertura mental, no como una secuencia de acordes petrificados, cortes de pelo o etiquetas. Entendamos un rock&roll que empieza con el primer "no" humano, y recorre todas las posibilidades de convertirlo en un "sí" a través del grito, la acción y la palabra". Buen comienzo, no me cabe duda.
Editorial que también supone toda una presentación de la publicación en esta extraña sociedad en la que vivimos (no quiero pecar de pesimismo a ultranza, la música me redime...), tanto en el contenido de los grupos y estilos musicales de los que va a hablar, como en su necesidad de explicar la razón que tácitamente les obliga a hacer acto de presencia; un aliento inconformista que pretende construir "una nueva crítica desde la trinchera que existe entre los zines locales y las revistas especializadas" (sic). Una suerte, entonces, de revista musical y magazine de cierta vanguardia artística, de panfleto ilustrado por lo que muestra de poco conocido (sea o no nuevo), una publicación de barricada que apuesta mayoritariamente por la lucha que significa el romper moldes y enseñar al lector su propio otro espejo como oyente y consumidor de música, aquel que no se refleja en su mente habitualmente, los ruidos de la calle y el silencio del insomnio cuando se convierten en mejor arte entran en el escenario.
De esta guisa aparecen entonces artistas conocidos como Franco Battiato o el Howe Gelb de Giant Sand y la pareja Hagert/Herrema de Royal Trux y su paseo por la pasarela no es nunca para hablar y decir lo que la mayoría de las revistas musicales generalistas pudieran contar de ellos, si no para mostrar al lector lo que éstas siempre callarían, el aspecto más remoto de lo puramente más comercial en los artistas, su deriva de búsqueda y experimentación y, mejor aún, la impresión emocional y sensitiva que su música crea en el escritor-oyente, el nivel subconsciente elevado a la categoría de primera narración, toda una experiencia lectora para nada usual en las publicaciones del género. Y si es esta la derrota por la que navegan los escritores (son algo más que articulistas en este Karate Press, créanme) cuando hablan de los artistas más famosos, no se desvía un ápice la senda y la intención en las ocasiones en las que nos presentan a aquellos poco o totalmente desconocidos.
Es precisamente aquí, en el apartado dedicado a glosar la vida y milagros de los menos agraciados por la fama y fortuna cuando Karate Press explosiona como un volcán largo tiempo dormido. Músicos, pintores e ilustradores, cineastas y dibujantes de cómics se arrastran entre la más cegadora lava, consiguiendo la visión fascinante del descubrimiento para el profano, cual es mi caso. No señores, yo no tenía ni idea de gente como el Niño de Elche, Blooming Látigo, Black Monolith, Nerve City, Fabuloso Combo Espectro (estos ya me sonaban algo...), Human Bodies, Dick Diver (aquí recuerdo un estupendo artículo de un escritor insigne, Johnny J.J., pinchen el nombre de esta banda en su magnífico blog ESPACIO WOODY/JAGGER), Juventud Infinita, Rafael Berrio (¡qué gran error!) o Black Dice. Tampoco del black metal noruego (aun reconociendo que nunca el black metal ha sido un género musical especialmente querido por mí), ni la maravillosa y trágica historia de los compositores judíos en el campo nazi de Theresienstadt, ni de la serie Z y el cine underground neoyorquino de los 70, ni mucho menos de los primeros dibujantes de cómics americanos de la década de los años 20 (aun siendo aficionado a este género artístico desde casi un crío), tampoco los disturbios vecinales en el Tompkins Square Park de Nueva York en 1988.
Esta múltiple ignorancia me dio pie, según leía los distintos artículos de la revista, para interesarme por multitud de facetas y hechos históricos y culturales de los que se da cumplida cuenta a lo largo de las páginas de este primer número de Karate Press. Las mismas y muy frecuentes referencias a las que hacen mención los articulistas en cada uno de sus trabajos me llevaron hacia una feliz y febril búsqueda de asuntos relacionados con la Escuela del Cuarto Camino, la Sociedad Antroposófica, la quema de iglesias protestantes por los blackers noruegos, la aparición del jabalí blanco en el escudo de armas de Ricardo III de Inglaterra, la existencia de la "Bandera Blanca" como emblema de los apáticos y de los desencantados con el mundo, a conocer del "Centro de Gravedad Permanente" (y de la barrera biológica infinitesimal que nos aleja del centro, de la esencia); un sinfín de enlaces a materias de todo tipo cuyo vínculo con las distintas expresiones artísticas mencionadas ignoraba o, en el mejor de los casos, había ya olvidado. Todo un festín para el curioso, un excelso convite que vino a reafirmar, una vez más, lo grande de mi incultura.
Confieso entonces que estas últimas semanas, desde mi vuelta de las tierras de Estella (quizá también influido por la magia de su paisaje) he estado inmerso en los descubrimientos más curiosos, algunos de ellos relacionados con el esoterismo y la vuelta del misticismo. Muchos momentos relacionados con la escucha de los grupos y artistas desconocidos, apuntando reseñas de muchos escritores de todo corte y sus más significativas obras, ordenando también la próxima actividad en una agenda que me llevará ineludiblemente a investigar el significado y el simbolismo de las estatuas del parque de El Retiro. Todo ello gracias a una nueva revista musical, Karate Press, a la que agradezco vivamente los tan enriquecedores momentos que me ha hecho pasar durante estas últimas fechas. Desearle larga vida a la publicación y a ustedes, pacientes lectores, su adquisición. Yo desde luego seguiré su mismo camino.
No la conoci, seguro que mi tienda favorita tambien la tiene, asi que tras leerte no me puedo resistir a buscarla, parece txula. gracias.
ResponderEliminarUn abrazo master.
Si la puedes pillar Addi, no lo dudes. Además, tú que eres amante de la literatura, te dará doble satisfacción.
EliminarAbrazos,
Javier.
ni idea ni siquiera se que pueda encontarse por mi hogar de residencia. pero eso si si sale battiato la busco
ResponderEliminarDescubrí a un Battiato nuevo, nada que ver con el más conocido, gracias a la revista. Como bien dices, solo por eso merece la pena. Una revista para exprimirla bien.
EliminarAbrazos,
Javier.
Qué interesante, Javier. Parece un buen manjar para los que vivimos a la contra cultural, política y socialmente.
ResponderEliminarAbrazos.
Desde luego que es un buen manjar Gonzalo, tanto para los que están a la contra como para los que están en las catacumbas, intentando descontaminarse de tanta vulgaridad.
EliminarAbrazos,
Javier.
¡Buenas!
ResponderEliminarPues acabo de toparme con esta reseña y me ha hecho un ilusión terrible ver que mis desvelos con Battiato y Gurdjíeff no han caído en saco roto. Con lectores así da gusto. Muchas gracias y espero que no os bajéis del tren, que quedan curvas para rato.
Un placer.
David Bizarro
Desde luego ya era difícil que un trabajo tan encomiable como el de Battiato y Gurdjieff cayeran en saco roto. Nada más leer la revista me hice con alguno de los discos de Battiato, y con el último de Niño de Elche. Tengo otra entrada sobre el número 2 de la revista, la última publicada en el blog concretamente.
ResponderEliminarSeguiremos en el tren.
Gracias por tus comentarios y saludos,
Javier.