WABI-SABI
WABI-SABI
Me gustan los pies de las mujeres. La imagen de James Mason pintándole las uñas a una muñequita Sue Lyon me parece un ejercicio de belleza inútil cuando la comparo con la de mi mujer caminando descalza y medio desnuda. Un trago de whisky en el desayuno.
Nos situamos en una tarde de primeros de octubre en el autobús 651, una línea de transporte interurbano que une la capital con Majadahonda. Sigue desde hace meses la pertinaz sequía y será por eso que me siento en primera fila, justo detrás del separador de la salida central.
Dos mujeres latinas se sientan delante mío, sus cuerpos rotundos marcan una curva de espaldas, caderas y construcción bellísimamente eterna. Una contundente imagen de la que seguramente Rubens convenciera a un príncipe renacentista y felizmente aun no rey Felipe II, es decir, que ha llovido mucho desde entonces pero no lo suficiente como para no sentirse excitados ante un encuadre semejante. El 651 inicia su traqueteo por la N-VI y yo espero el momento oportuno para disparar la cámara.
[Suena el "Linda Paloma" de Jackson Browne en su "The Pretender" y sus intérpretes Luis F Damián ("vijuella") y Roberto Gutiérrez ("harp & background vocal"), además de ese maravilloso párrafo..."Millones de gracias a Van Dyke Parks", barruntan una derrota irremesible de Donald Trump]
La D3000 de Nikon se ha convertido repentinamente en un torbellino de fogonazos sin freno. Yo intento apaciguar sus motores inalámbricos y no me deja, cada toma fotográfica se anima una a otra y no permito que algo irremediable se vaya al traste. Permanece la fragilidad de las ventanillas sucias y de los coches que pasan veloces por la autopista, pero los pies de las latinas..., el extintor aplaca un fuego interior que me sube, me sube, me sofoca, y toso cuando una de ellas se da la vuelta y me mira.
He de confesarles que tengo un primo hermano sabio que vive recluido en un pueblo de Córdoba y que se dedica a pintar, también hace fotografías de huertos, de plantas malas y de paisajes imposibles. Me hablaba hace pocos días en una exposición que hizo en Madrid ("Texturas", Galería WhiteLab, calle Gral. Martinez Campos, 11) del concepto del "wabi-sabi" japonés, la capacidad de ver la belleza en la imperfección, y pienso ahora, mientras ustedes contemplan esa su última fotografía, en esos pies femeninos de la ruta del autobús 651, en un viaje tan corto como deficiente, también tan prometedor.
La belleza buscada en la imperfección, acaso la perfección absoluta es bella, creo que no siempre.
ResponderEliminarAbrazo.
Cualquier cosa, por imperfecta que sea, guarda una mirada distinta para el observador que sepa apreciar su esencia. La perfección absoluta es difícil que exista.
EliminarAbrazos,
Javier.
Hay que ver (y nunca mejor dicho), esa faceta "voyeurista" que te has marcado en esta entrada... y que al final resulta encantadora. Sí, la figura "latina" es ideal para ser inmortalizada por un Rubens: estaría en su salsa, el hombre.
ResponderEliminarAh, y el primer párrafo es un buen homenaje a tu señora, a quien no tengo el gusto de conocer pero que no dudo se lo merece. Sue Lion hacía muy bien de Lolita: belleza inútil, triste, malgastada. Nabokov clavó el personaje, era fácil trasladarlo a la pantalla.
Admiro los pies de las mujeres y sobre todo los de las latinas. Esa faceta de "voyeur" no se circunscribe exclusivamente a la admiración por el género femenino, del cual soy un rendido hincha, también hay otros lugares entre los que me pierdo conscientemente.
EliminarGracias y saludos,
Javier.
También adoro yo los pies de las mujeres, y tengo la suerte de que los de mi novia son preciosos. En el arte sin duda, la belleza está en la imperfección, en el error. En la naturaleza también, pues nunca existe tal cual, sino cómo el ser humano la mira y la interpreta. Y en ese ser humano, más de lo mismo.
ResponderEliminarAbrazos, Javier.
...y si ya te colocas en los talones y subes admirado y despacio hasta la rodilla, ahí, entre esas mínimas y lisas curvaturas posiblemente radica uno de los grandes momentos de la creación.
EliminarAbrazos,
Javier.
Ay los pies, qué cosquillitas, jejeje. La mejor belleza es imperfecta, Don Javier, cuánto poderío tienen tus letras. Abrazos.
ResponderEliminarCuanto juego dan los pies femeninos, y los hombros y las rodillas, en fin. mejor seguir en otro momento
ResponderEliminarAbrazos
Javier
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