¡MARTE ATACA!


THE BOX TOPS                           "CRY LIKE A BABY"
Sopesé detenidamente la situación mientras la bella Angie Rew recitaba aquella enigmática estrofa: “Sosteniendo a todas las criaturas / Que surgen desde mis venas / El mundo es mi matriz” (“Zoroaster´s Prophecy”, Bread, Love And Dreams. “Amaryllis”, Sunbeam Rcds, RE, 2007). Me enfrentaba por entonces a una experiencia que me descolocaba un tanto. Un nuevo viaje, un nuevo trayecto de apenas 200 y pico millas, algo más de 3 horas a través de la Interestatal 40 entre Nashville y Memphis. No dispongo de otro motivo para comentarlo, nada más que el mero hecho de no dejarme caer en la rutina, así que me armé de paciencia y me dispuse a valorar distintas opciones. Al final la que más me satisfizo fue la propuesta de Rudyard Kipling en “El mejor relato del mundo”. Dos protagonistas, uno describe la idea, el otro narra la historia.

Bien, me parece bien, salimos entonces del Nashville de Justin Townes Earle y tomamos directamente la Interestatal 40 hacia Memphis. ¿Estuviste allí antes, no es cierto? Si, cuando hablé del “Hot Buttered Soul” de Isaac Hayes, tengo a mano las notas por si te sirvieran de algo. ¿Consideras conveniente que describa algún dato sobre la misma ruta, su paisaje, alguna de las localidades por las que pasaremos..., Jackson? A ti que te gustan tanto los coches clásicos, allí se encuentra el TV & Car Museum…, no, no sigas, ¿ni siquiera una parada en el Hatchie National Wildlife Refuge?, tampoco. Te noto un poco desganado, además, ahora que recuerdo, habíamos acordado que yo narraría la historia y tengo la impresión que estás coartando mi libertad de expresión. Te soy sincero, la verdad es que tengo muchas ganas de salir del país. ¿Cómo? Si, ya empiezo a estar harto de ver a tanta gente con sobrepeso y gorritas con el “Make America Great Again”. Bueno, ten en cuenta que nos encontramos en pleno “Bible Belt”, la zona más conservadora del país, aquí Trump ha conseguido una media del 60% de los votos en las últimas elecciones. Pues por eso mismo, que les den.

Ignoro si por fin viajamos en algún vehículo alquilado, en autobús, tren o patinete, el caso es que nos encontramos alojados en los April Woods Apartments, en el 262 de Chelsea Avenue. Muy cerca de allí, en el 827 de Thomas Street se encontraba el American Recording Studios. Ahora su espacio lo ocupa un Family Dollar, local parecido a nuestros chinos de todo a un euro. Creados por Chips Moman en 1964, el American North, tal y como se le conocía para distinguirlo de otro estudio similar abierto en la parte este de la ciudad, forma, junto a los estudios Stax y Ardent, una de las referencias obligadas de la música contemporánea americana. Por sus salas de grabación pasaron Elvis Presley, Wilson Pickett, Aretha Franklin, Dusty Springfield, Neil Diamond y nuestros The Box Tops con el Lp que hoy nos ocupa, “Cry Like A Baby” (Bell Rcds, 1968). Producido por Dan Penn, es éste su  primer trabajo de estudio de los dos grabados en ese mismo año; antes, en 1967, se estrenaron con su  The Letter/Neon Rainbow”, una obra creada ex-profeso para acompañar y dar cobijo a su homónimo éxito internacional, número 1 en todas las listas con más de cuatro millones de ejemplares facturados en todo el mundo. Yo tuve ese single.


En el momento de esta grabación, formados por Alex Chilton (voz y guitarra), Bill Cunningham (teclados y bajo), Garey Talley (guitarra solista), Rick Allen (segundo bajista) y Thomas Boggs (batería), The Box Tops provienen de una banda local conocida como The Devilles. ¿Has escuchado la toma alternativa del “Bouncing With Bud” de Fats Navarro?, el tío se comía crudo al mismo Miles Davis, y estamos hablando de cuando pertenecía  al quinteto de Bud Powell, en los años 48-49… A lo que íbamos, no me distraigas, Memphis en los primeros 50 ha acogido a una gran cantidad de población blanca y negra que se establece allí después del boom económico de la II Guerra Mundial. Allí trasladan también sus raíces musicales, el country y el blues, el jazz  y el boogie-woogie. Desde 1949 Dewey Phillips, legendario dj de la emisora local WHBQ, radia todo este tipo de música, además de las primeras grabaciones del sello Sun Records que Sam Phillips crearía poco tiempo después. En Julio de 1954 Dewey Phillips (ningún parentesco con el conocido personaje anteriormente mencionado) emite en las ondas la primera grabación sonora de Elvis Presley, su single de debut, “That´s All Right / Blue Moon Of Kentucky” (Sun 209). 10 años más tarde la British Invasion se extiende por los EEUU como una balsa de aceite, también afecta  a unos adolescentes The Devilles que añaden a sus influencias autóctonas las provenientes de The Beatles, Kinks, Them y Spencer Davis Group.

Debo reconocer que “Cry Like A Baby” puede valer tanto por sus canciones como por el extraordinario brillo de sus arreglos, es más, diría que no son pocos los momentos en los que estos arreglos, especialmente los de cuerda a cargo de Mike Leech, otorgan a este trabajo  un exquisito aroma del mejor blue-eyed soul de Memphis. A ello también contribuyen los músicos de estudio (prodigiosa la sección de vientos) y los coros femeninos que participaron en esta histórica grabación. La atmósfera queda así envuelta en un velo movido por la brisa más soul y pop del Misisipí. Si a ello le añadimos la voz de un Alex Chilton en estado de gracia, - no son pocos los críticos que hablaron de The Box Tops como una formación de blancos sonando como negros, muy en la línea de lo que pocos años antes realizaban los The Righteous Brothers de Phil Spector-, encontraremos aquí un nuevo valor añadido a la obra.

Así las cosas, este “Cry Like A Baby” es una monumental obra de producción de Dan Penn, desde su inicial tema homónimo, compuesto al alimón con Spooner Oldham (y un nuevo éxito masivo en las listas de la época), hasta su final, la versión del conocido “You Keep Me Hanging On” de Holland-Dozier-Holland (sin que llegue a superar el original de Vanilla Fudge, ni a la posterior interpretación de Dionne Warwick con The Supremes, se sostiene en un nivel más que aceptable), el Lp mantiene una encantadora (si, esa es la palabra…) línea melódica. Además de los temas compuestos por Penn & Oldham (“Every Time”, “Fields Of Clover”, “Trouble With Sam” y “727”, este último un delicioso bubblegum marca The Archies con toques psicodélicos), el resto (“Deep In Kentucky”, “I´m The One For You”, “Weeping Analeah”, “Lost” y “Good Morning Dear”) quedan envueltos en una ingenuidad melancólica, un candor enamoradizo, tan alejado  de la Ofensiva del Tet como de la pesadilla de Cielo Drive. El texto en la contraportada de Mark Lindsay, después de alabar la labor de los participantes y el mágico entorno de la ciudad de Memphis (“soul center of music”, así la define), concluye con la palabra “Peace”. No podía ser menos.

Cry Like A Baby” marca el ecuador para la banda de Memphis, en tan solo un año más más (1969) se disolvieron. Otros dos trabajos (“Non-Stop” y “Dimensions”, Bell Rcds, 1968 y 69) precedieron a una desastrosa gira final por Inglaterra. Los músicos, cansados de los manejos de Dan Penn, al utilizar en muchas grabaciones músicos de sesión relegándoles, como instrumentistas (bien dotados), a un segundo plano y, en lo que más afectaba al propio Chilton, impidiendo que pudiera dar rienda suelta a sus propias composiciones (de esa desafección nacerían Big Star), les obligan a tirar por la calle de en medio y buscar otras alternativas en el negocio musical.

Algo se acerca, algo que me recuerda a una de las secuencias de una película (“Mars Attacks!” de Tim Burton), advirtamos además que en un horizonte no tan lejano se observaba una hilera de nubes de polvo anaranjado. Quedémonos aquí, justo en la intersección de Thomas Street y Chelsea Avenue. ¡Qué me aspen!, ¿de verdad quieres permanecer aquí, en esta maldita esquina, nada de visitar los lugares más emblemáticos de la ciudad, ni Beale Street, ni los estudios de Sun Records, ni Graceland? Nada. ¿Ni tan siquiera acercarte al río, contemplar el fantástico Hernando de Soto Bridge (la frontera natural con la Arkansas de Levon Helm), o el Lorraine Motel para rendir tributo a Martin Luther King?, el edificio del Blues Hall of Fame queda muy cercano.

El caso es que desde lo más profundo del pavimento empezaba a manifestarse claramente una succión de gigantesco embudo industrial, como el áspero bostezo de un desconocido animal a punto de engullirnos, y esas nubes seguían acercándose, ya teníamos prácticamente encima su vapor sofocante. Lo único que en estos momentos acierto a vislumbrar fue una última imagen fugaz, una manada de bisontes acercándose a gran velocidad por Chelsea Avenue, de sus cornamentas descollaban enormes antorchas. A lomos del animal que encabezaba ese tren desbocado, lleno de fuego, grasa y ráfagas de polvo humeante, se encontraba el mismo Alex Chilton, desde el extremo de uno de sus brazos agitaba un Stetson blanco mientras gritaba algo parecido a “¡my baby, she wrote me a letter…!”


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Comentarios

  1. Al final en el círculo de connaisseurs rockers ha quedado más Big Star, a pesar de su escasa repercusión comercial, que estos exitosos Box Tops. Muy buena y completa la entrada, Javier.

    Abrazos.

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  2. Haces una magnífica "puesta en escena" para presentarnos al señor Chilton y sus colegas. Y estoy totalmente de acuerdo con Gonzalo: por alguna extraña razón, ese aura de vago malditismo de Big Star vende mucho más (en España sobre todo) que los Box Top. Estoy convencido que se trata de una pose, tal vez porque a estos últimos se les asocia con las listas de ventas pop, o algo así. No sé. Big Star me parece un grupillo decente, sin más.

    Saludos mil...

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  3. No coincido en absoluto con tu valoración de Big Star, Rick, que considero un grupo soberbio de discografía breve pero perfecta. Te enlazo con lo que escribí sobre su debut hace unos años para exponerte mis razones. Un cordial saludo.

    https://raggedglory.blogspot.com/2013/10/1-record.html

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  4. Hola, Gonzalo. He ido a leer tu entrada, que además de bien hecha demuestra tu absoluta entrega a los Star. Y me parece muy bien, porque todos tenemos nuestro pequeño altar construido a mayor gloria de nuestros grupillos "de segunda" pero que nosotros consideramos de primera. De todos modos quiero reiterar que "me parece" que Big Star son etc, etc. Es decir: siempre procuro que vaya por delante, en cualquier cosa que escribo sobre un músico, que estoy hablando desde mi opinión. Un tipo como yo, un poppie capaz de disfrutar con algunas canciones de Karina o Fórmula V, no es quién para impartir doctrina.

    Porque la raíz del asunto, como siempre en este tipo de diálogos, es la querencia de cada aficionado hacia unos estilos u otros. Por suerte o por desgracia, yo soy -tal vez me paso- anglófilo. Eso explica que no les tenga mucho amor a los músicos blancos "demasiado" americanos (otra cosa es el soul, la Motown, el blues, incluso el funk, estilos que idolatro): me encantan los primeros Byrds, con esos divinos juegos de voces, pero me cansan cuando se pasan al country. Me cansan también bandas estelares como REM, por ejemplo, y la producción discográfica de una factoría como Neil Young (canadiense por casualidad) me parece descabellada. En todo caso, allá sus fans. Insisto, es asunto de cada uno. De ese país, en los 70, me interesa mucho más su onda neoyorkina en general, o algunos grupos revival como los adorables Flamin' Groovies, que influyeron en la new wave isleña del mismo modo que Big Star en los grupos del nuevo rock americano. Lo cual, por cierto, no cuadra mucho con esa manía que tiene todo el mundo por encasillarlos en el power pop. Para ese estilo los Estados Unidos ya tienen a los Rubinoos, sin ir más lejos.

    De todos modos, y como los Groovies en los 60, hay que reconocer que los Star van fuera de tiempo. En 1972 un debut como su disco 1 a mí me parece, digamos, "crepuscular": es un buen disco, nadie lo niega, pero estamos en una época en la que la gente busca otras cosas. Incluso aunque Chilton sea fan de la escuela y el estilo Lennon-McCartney -y en efecto, se le nota con frecuencia- hay que recordar que también lo eran, por ejemplo, unos Badfinger, que con todos los respetos tampoco destacaron por su brillantez salvo en momentos muy concretos. Yo creo que un grupo solo funciona cuando tiene su propio carácter, y canciones como "September gurls" no le deben nada a nadie, pero de esas tienen pocas. Son grupos formales, con categoría técnica y buen nivel compositivo, pero sin garra, sin ese punto de genio o de originalidad que separa a las bandas de primera línea de las demás. Y los poppies no solemos fijarnos en las letras: como decían mis amadas Vainica Doble, hartas de que se les alabase por ellas, "el que quiera letras que se compre un libro". Son los libros el medio ideal para una poesía de altura, y hay que recordar que Dylan -por ejemplo- despegó en el 65, cuando se puso al frente de una banda de rock. No le hago ascos a una canción con buena letra, pero lo que busco en la música es la música misma.

    En fin, que lo único que he hecho con toda esta chapa es defenderme, supongo. De todos modos el propio Chilton estaba sorprendido del estatus de culto que había adquirido su grupo, y afirmaba que sus discos no eran tan buenos como decía la gente. ¿Falsa modestia, quizás? No lo sé, pero da igual: insisto en que cada uno es cada uno y tiene sus cadaunadas. Y si hay gente que cuestiona a los Beatles, o los Who, o los Stones, mucha más gente habrá que cuestione a los grupos como Big Star, o los Groovies, o los Rubinoos, o... quienes sean.

    Otro cordial saludo.

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    Respuestas
    1. Gonzalo, Rick: tengo una memoria ya de mosquito (la edad) pero recuerdo una cita de alguien que defendía la idea de la obra de arte como un ente anterior a la misma obra, y que era esta, en definitiva, la que una vez culminada, elegía a su creador. Las canciones de los dos primeros álbumes de Big Star (y el de Chris Bell) funcionarían entonces como entes autónomos, unas criaturas pre-existentes que optaron por Chilton & Bell como procreadores (para entendernos).
      Big Star, por eso mismo, son favoritos de los dioses olímpicos, esas divinidades señaladas por el destino (caprichoso) para sentarse a la diestra de Elvis Presley (nunca mejor dicho, eran de la misma ciudad, bueno, el de Tupelo fue hijo adoptivo...)
      Dicho lo cual, me voy a preparar otro combinado.
      Abrazos a los dos,
      Javier.

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  5. Ya de entrada me topo con Bread, Love and Dreams. Empezamos bien. Tengo tres discos de ellos incluyendo el “Amaryllis”, que me parece el menos bueno de los tres. Buenos recuerdos. Y luego Isaac Hayes… No sigo por ahí, que me pongo melancólico. Solo decir que “Cry Like A Baby” es un disco que me encanta. A Alex Chilton lo conocí, como todo quisqui, con la famosa "The Letter", de jovencito. Le seguí la pista, primero con Box Tops y luego con Big Star. De estos últimos me quedo con “#1 Record” y “Radio City”, que son los que más he oído. De Chris Bell tengo “I am the Cosmos”, un disco que aprecio un montón.
    En fin, se agradecen estos artículos tan variados y amenos.
    Saludos.

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  6. Según comento en la entrada, yo tuve "The letter", y recuerdo lo que fardé cuando llevé el single a un guateque y, entre canciones de Beatles, Kinks o Redding, lo dejé caer en el plato. En definitiva, esta entrada va más por Box Tops y el ambiente musical del Memphis de aquellos últimos 60 que por el propio Chilton, por mucho que reconozcamos su gran valía.
    Gracias y abrazos,
    Javier.

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