SÉPTIMO CÍRCULO: SECOND HAND

 


Los salvapantallas de mis tres ordenadores han quedado definitivamente obsoletos. Colapsado desde hace ya demasiadas semanas, incapaz de recuperarme de una brontëanitis aguda, sin lograr ver más atractivo que aquello que me arrastre hasta el pozo de la luz profunda, manifiesto que necesito urgente ayuda. Grandes mansiones, cuartos con paredes tapizadas de raso, suelos de vieja madera crujiente, cortinas rasgadas, campiña y jardines apartados, fantasmas, locura enamorada, para entendernos, la patología típica de la novela romántica inglesa de la segunda mitad del XIX. Embrujado por las hermanas Brönte, por el color de sus ojos, por el gris dorado en la silueta de las montañas, el lápiz violeta en el horizonte más cercano, el pardo de los páramos y, entre la intensidad de un verde que va de más a menos, también por esas humildes escenas cobrizas en las que muere el día doméstico. ¿Cómo escapar de ese encantamiento?

Siempre me han atraído las placas de poliéster de las radiografías, poder palpar su característico pegamento sintético, sentir cómo se deslizan las huellas de mis dedos sobre su ficticia pista de patinaje. Lo comento porque la policía local sospecha que la radiografía de la mano que aparece reflejada en el precioso violeta de la portada del "Reality" (Polydor Rcds, 1969, RE. Sumbeam Rcds, 2007) es precisamente la mía. Me pregunto, ¿de qué sirve entonces el control sobre las redes sociales, si al final alguien puede disponer impunemente de una imagen íntima? Me presento, trabajo como dj en una cabina situada en la plataforma más elevada del Aylesbury Friars Club y los clientes me conocen como Danis James.

"Algunos amigos ya olvidados recordaban haber compartido en la nube imágenes antiguas en las que yo aparecía en un balneario austríaco, varias enfermeras inglesas se disponían displicentes a subir mis medias hasta la altura de las rodillas. Disfrazado con casaca larga hasta la chupa, embotonada la levita con destellos de satén, los calzones del mismo tejido, aseguran que desde el labio superior de mi boca se reflejaba esa mueca de pretendida felicidad. Descuelgo el teléfono para atender a la prensa celestial".

Si existe justicia en el cielo, que baje Dante Alighieri y declare ante el Constabulary: "Este "Reality" de Second Hand debería ganar un merecido accesit a la banda sonora del purgatorio perpetuo, acompañar las plegarias de los espíritus errantes, intentar recrear con éxito las ceremonias más célebres de los besamanos corteses". Formada por jovencísimos músicos (ninguno de ellos llegaba a los veinte años cuando grabaron este álbum), algún crítico extravagante ha afirmado que sus experiencias humanas y artísticas bien podrían haber tejido alguna prenda en la vieja rueca del "Tiempos Difíciles" de Dickens. La vestimenta de sus miembros (especialmente las que aparecen en segundo y tercer lugar de la portada) pueden encontrarse en el trastero de un país que despierta de la pesadilla de la postguerra, su población más joven dudando entre emigrar, abandonando de una vez por todas la aburrida tradición puritana y conservadora de la sociedad inglesa, o abrazar el nuevo credo de la subterránea agitación sesentera. Aquí no tuvimos tanta suerte.

Los declarantes: Kenny Elliott, Nick South, Bob Gibbons y Kieran O´Connor (sus respectivos instrumentos han quedado en depósito...), todos ellos auto-reconocidos miembros de la banda Second Hand, manifiestan que después de su actuación en el Aylesbury Friars Club mantuvieron una charla informal con Danis James, aka DJ, en el mismo local. Que también exponen que el susodicho DJ no es más que una figura de ficción y que con ella pretenden representar la idea de un sujeto perdedor, un individuo atormentado por fuertes períodos de depresión y que, como última alternativa, preferiría acogerse a la opción del suicidio. Dicha idea, manifiestan, es la que se ha intentado plasmar en un proyecto musical al que han denominado "Reality".

Las fuentes consultadas (mayoritariamente de la prestigiosa publicación Record Collector, en los primeros años del presente siglo) se refieren a la banda hablando de "una beatífica naturaleza de la psicodelia inglesa", "Second Hand tiene que ver con una tienda de ropa de segunda mano en Portobello Road", "un pretendido álbum conceptual cuya esencia es difícil de capturar", "downer pshyc mode", "un disco en el que merece la pena perseverar", "incontrolable sonido depresivo", "won´t make Reality everyone´s cup of Early Grey tea". Para los más interesados, The Next Collection y The Moving Finger aparecen como los inmediatos antecedentes de esta formación londinense, Chillum como la postrera continuación.

En la cara A "A Fairy Tale", una auténtica delicatessen de melancolía psicodélica, el concepto victoriano de cuento de hadas brilla con luz propia, la melodía discurre entre gnomos, elfos y setas gigantes, la interpretación oficial puede que recuerde a la de Lewis Carroll, yo prefiero hacerlo con el Tolkien más romántico y radical. A pesar de ese comienzo deleznable de "Rhusarb!", este segundo tema logra relanzar al oyente hacia un ambiente más underground, hay cohetería de sobra, ecos experimentales y algo que funciona durante toda la grabación, muy buenos arreglos de estudio. "Danis James The Clown", muestra la tradición oral de los cuentistas callejeros (rememoro aquí algunos pasajes del "Ogdens´Nut Gone Flake" de Small Faces) con ritmo de vaudeville, "Steam Tugs" (una de las tapadas del disco...) ¿obliga a dar la razón a aquellos que piensan que Second Hand es una "banda derivativa" de Procol Harum? no me importa que sea así. "Good Old 59 (We Are Slowly Gethin´Older") supura Kinks urbanos entrando en el pub de Muswell, el mismo título ayuda a la celebración. "The World Will End Yesterday", recipiente en ebullición con especias de Procol Harum y Pink Floyd, esos últimos riffs de guitarra y mellotron contribuyen a un sabor final en clave claramente progresiva.

"Denis James (Ode To D.J.)", inicia entre cojines la cara B. Toda su atmósfera heavy-psich anuncia el destino del protagonista y algo parecido viene a ocurrir en la siguiente "Mainliner", aunque aquí hay un fondo catedralicio que transmite demasiado poso dramático (creo haber escuchado también alguna de las campanas del "Black Sabbath). La entrada subterránea de "Reality" es de lo mejor del Lp. Una canción redonda, posee todas las tonalidades para reunir en su conjunto psicodelia, art y baroque-pop, algo también de folk, música clásica, su prolongada coda final es majestuosa. Termina "The Bath Song", en el triste epílogo de Danis James se representa la más clara influencia de Procol Harum, incluso puede que supere su lectura más conocida. Me da la sensación que al final del disco se pretende que en el oyente prevalezca la sensación de redención antes que de romántica derrota. 

"El viaje acompañado de Second Hand en ningún momento deja de propiciar sensaciones interesantes. Ahora mismo, minutos antes de declarar ante el juez de oficio, me permito aconsejarles lo siguiente; vuelvan a escuchar atentamente el Simon Simopath y traten de encontrar alguna conexión del Danis James de "Reality" con ese personaje del disco de Nirvana, con el Tommy de The Who, el Sebastian F. Sorrow de Pretty Things, con el moderno Rael del Genesis de "The Lamb Lies Down In Broadway"; seguramente observarán que en todos ellos coexisten historias románticas, melancólicas telas de araña, fantásticas visiones del submundo de los espíritus, toda una escenegrafía transformada en melodías subyugantes. Aprovéchenlas. "Reality" no deja de ser una frontera que hay que traspasar si uno quiere conocer el verdadero significado de la ficción.








Comentarios

  1. Lo he escuchado en la red tras la lectura de tu texto y me ha llamado mucho la atención. Un gusto aprender de tu mano, Javier.

    Abrazos.

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    1. Estos son otros que también tienen razones para quejarse; en este caso de Polydor, que no sé para qué los fichó si luego no les prestó la más mínima atención. (incluso el disco anda oscilando entre estéreo y mono según la canción que sea).

      Otro grupo realmente interesante, digno de mejor suerte. Y además su desgracia fue justo la contraria a la de los grupos que has ido rescatando hasta ahora, puesto que Second Hand iban por delante: es cierto que hay psicodelia, entre otras cosas, pero ese punto urderground del que hablas está anticipando el progresivo que no comenzará a generalizarse hasta dentro de uno o dos años. Y no estoy de acuerdo con los que comparan a Second Hand con Procol Harum, que con todo su rollo progresivo melódico nunca llegaron realmente a sorprender, a innovar: acabaron siendo unos Moody Blues sin su potencia melódica.

      En fin, lo de siempre: un sello incompetente y un público a su altura. Y no le fue mejor a su segundo disco, aunque ya en el 71, más acorde con el estilo del momento pero también sorprendente a pesar de eso.

      Como siempre, lo tuyo es de ensayo litarario. Deberías encuadernar estas entradas.

      Saludos mil.

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    2. Gracias Gon, para eso estamos, para intercambiar conocimiento, que me consta que tu sabes mucho.

      Gracias Rick. Presiento por tu comentario que no eres demasiado afín a Procol Harum, para mi, sea dicho de paso, una clarísima referencia en mis gustos musicales de la época (y que sigo disfrutando a día de hoy). Realmente creo que en varios de sus temas suenan muy Procol Harum, ese sonido tan característico en los teclados de Matthew Fisher y Ken Elliott, las capas instrumentales que otorgan ese plus de solemnidad a sus canciones. "The Bath Song" podría haber entrado en cualquiera de los discos de Procol Harum sin ningún atisbo de extrañeza. Y encuanto al comentario comparativo (y en cierta forma peyorativo...) con The Moody Blues, pues estoy en total desacuerdo. Pero en fin, estábamos hablando de Second Hand...
      Saludos,

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  2. Adivina qué canción me ha sonado más cercana: "Good Old 59 (We Are Slowly Gethin´Older". Sí que es cierto que recuerda algo a The Kinks. No tenía controlados a estos "Second Hand", o no recuerdo haberlos oído antes. Cualquiera sabe. También yo los he escuchado en la red ahora, y me han parecido muy valientes e imaginativos para haber grabado este disco con esa edad. Soy de la opinión de Rick, eso de encuadernar estas entradas no sería mala idea.
    Saludos.

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    1. Gracias Bab, de hecho estuve tanteando antes de la pandemia hacerlo, los de ecuadernar las entradas, pero me eché para atrás. Toqué varias puertas pero se cerraron, la única opción medio válida fue la del "crowfunding" pero implicaba el riesgo de no encontrar las suficientes aportaciones para lograrlo.
      Quien sabe, no desecho la idea totalmente.
      Saludos,

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