BLAINE L. REININGER.- "NIGHT AIR"
... al pronto aparcamos a la distancia adecuada para que la foto quedara bien encuadrada, mientras la repasaba una y otra vez me aseguré que tras la fachada de la casona las ventanas del coche reflejaran el cielo expléndido de inicios de Agosto. Observé cómo desde la cima de la montaña los rayos del sol extendían sus hinchados brazos de matrona despechada. Aquello me gustó. Hacia medianoche mi compañero se mostraba incrédulo, ¿no las oyes?... no, yo apenas oía las campanadas de la iglesia de San Martin y me levanté del banco de enea para dirigirme hacia la terraza. Desde una de sus esquinas un pequeño grupo de cuatro o cinco estrellas hacían cola frente a una lejana estación orbital de repostaje. Volví a responderle, no, no las oigo, tengo problemas. Y entonces miré de frente, mis ojos se posaron alli donde el relieve del bosque imitaba la plataforma elevada del "Stand Up" de Jethro Tull. Entonces él encendió una pequeña vela roja sobre la mesa y recuerdo que caía un silencio de cortaplumas sobre cientos de ramas plateadas, los copos de polen caliente brillaban suspendidos como ánimas afligidas. Mi compañero hablaba sin parar y yo temía que desde su boca saliera una lengua bífida babeando espuma. Me latía el corazón como en los carruajes de Ben-Hur, pop-po-po-pop.
A miles de kilómetros de distancia, Georgia O´Keeffe se establece en Taos (Nuevo México), busca en ese escenario una nueva inspiración para su carrera artística. Blaine Leslie Reininger ha nacido en Pueblo (Colorado, a tan solo 75 millas de distancia) y por ello su geografía es muy parecida. A ambos artistas les empujan visiones similares; la pintora queda allí prendada por el color de las calaveras, los abrojos erguidos como esqueletos en la tierra calcinada y la arquitectura indígena; el cantante decide emigrar a Bélgica, establecerse en una nueva ciudad. "I suppose I should be grateful to the capital of Europe for providing the seed around which so much of my spleen could crystallize for so many years. Brussels provided me with such a rich source of melancholic poetry."
"I Was In Korea in 51´ / I had no love and that was no home / I will send you all my money, baby / And all the time you were doing me wrong". El conocido "Feelin´ Sad" de Ray Charles podría ser parte de la banda sonora de este relato. Podríamos también seguir la carretera de GoogleMap que nos lleva a la frontera mejicana, buscar allí algún nuevo hobo que revitalizara las escenas en las que Dick Hickock y Perry Smith ("A Sangre Fría", Truman Capote, 1966) recogían botellas de refresco abandonadas antes de llegar a Ciudad Juárez. Pero no va a ser así porque, a pesar de la imagen de un Perry Smith, roquero perdedor deambulando por las solitarias autopistas del Oeste, autor material confeso de los cuatro asesinatos de Holcomb, una mano ajena ha decidido cambiar el rumbo de la historia.
A Blaine Leslie Reininger le gustaría practicar lo aprendido en el San Francisco City College. Allí supera sus primeros y arraigados conceptos de violinista clásico para introducirse en la música electrónica. John Cage, su composición "Fontana Mix", Erik Satie y las teorías del movimiento de musique concrete le fascinan, también las corrientes de la filosofía budista que, desde hace décadas, llegan en intermitentes mareas hasta la costa Oeste. Blaine se reconoce así mismo como un intelectual que no puede ni debe separarse de las emociones más vitales. Todas las influencias acumuladas forman parte inseparable de su propio corpus orgánico, de hecho, cualquier mínima porción de su experiencia podría por si sola explicar la totalidad de su ser, de su carácter. Tanto importa mirar al frente de la carretera como detenerse para contemplar sus laterales, estos últimos enriquecen aun más el viaje.
Junto a Steve Brown (compañero en el San Francisco City College) Blaine funda Tuxedomoon en 1977. Banda en principio influenciada por el punk y la música electrónica, su orientación underground no tarda mucho en asimilar otras corrientes interpretativas, no pocas de ellas relacionadas con un concepto más amplio y alternativo, aquel que hacía de cada uno de sus conciertos una suerte de performance que ellos mismos bautizaron como "theatrical electronic cabaret". Los instrumentos empleados podían ser de cualquier procedencia y condición, desde los convencionales de cuerda y viento, sintetizadores, ecualizadores electrónicos, hasta pedales prefabricados con finas capas de madera de los que Blaine extraía curiosos efectos especiales. Todo valía con tal de sonar como nadie lo había hecho hasta entonces, su regla número uno consistía en esa misma idea, cualquier composición que sonara como otra era tabú para ellos.
Suena el poderoso "Ich Will i want" de la Deutsch Amerikanische Freundschaft ("Gold Und Liebe", Virgin Rcds, 1981). Mientras mi compañero de viaje prepara unos huevos fritos con chistorra, yo he consolado el cuerpo con par de vasos de Ballantine´s 12 y andábamos en que los miembros de Tuxedomoon se disponen a mudarse a Bruselas. En 1983 Blaine decide separase de ellos y, auspiciado por el sello belga Les Disques du Crépuscule (distribuidos en España por Grabaciones Accidentales) graba su segunda obra en solitario, "Night Air". Acompañado por Michel Belfer (guitarras) y Alain Goutier (bajo) como miembros fijos de la banda, Blaine se hace cargo de los instrumentos de viento, de toda la electrónica y de la percusión. Los por entonces miembros de Tuxedomoon, Steve Brown y Winston Tong colaboran en algunas de las canciones, también lo hace Marc Hollander, músico, productor y fundador del sello Crammed Discs (hogar acogedor para no pocos músicos y bandas de la vanguardia internacional).
Para conseguir una visión más exacta del disco es recomendable la previa escucha de su minutaje. Desde esta perspectiva lo que más llama la atención es la aparición de una idea que se adueña de la mente del oyente. Los diversos instrumentos utilizados (teclados, guitarras, saxofones, sintetizadores) tienden a expandirse libremente, la fuerte tonalidad percusiva de la base rítmica consigue resaltar aun más el vuelo de los diferentes sonidos. La voz de Blaine suena brillante entre los pliegues de cada interpretación. Asistimos a un martilleante ejercicio de pop electrónico, algo que ocurrirá durante la totalidad de los temas incluidos en la cara A, "Night Air", "Birthday Party", "Beak People", "Mystery And Confusion", "Bizarre Bizarre" e "Intermission". Si, pop electrónico barroco, pop arty, pop de academia de baile europea, si me permiten.
La cara B, con su inicial "Ash And Bone", acentúa esa sensación felizmente opresora, la percusión golpea como una barrena de gelatina, la voz de Blaine se eleva majestuosa. El magnífico violín de Reininger en "L´Entree De L´Hierophante" rememora la caída ondulante de las hojas en el otoño de Parque Leopoldo de Bruselas. Sencillamente deliciosa la interpretación de "Un Cafe Au Lait For Mr.Xyzptlk", contemplo al comisario Maigret pensativo, saboreándo un café en soledad, la pipa humeante aun en su boca. Son "Miracolous Absence" y "El Mensajero Divino" los dos últimos temas del disco. El primero abunda en esa idea original de electrónica cruda y elegante; de la segunda, instrumental, me queda la hermosa fatalidad del final, la melodía aumenta la sensación de fuegos artificiales, parece que la fiesta ha concluido.
Salimos de Donestebe dirección Donamaria y Gaztelu sin un plan de viaje concreto. Al llegar allí decidimos subir hasta la última borda de Legasa. La luz dorada del atardecer se filtraba entre los erguidos troncos de hayas, abedules y robles. Paramos el coche en una curva columpiándose a izquierdas. Observamos como desde una de las laderas se desplazaba lentamente una procesión de gremlins rojizos. Aparentemente asustados por nuestra presencia mutaron en helechos. Las sacas de madera permanecían estáticas en las cunetas de la carretera. Basajaun, el Señor del Bosque, nos guiaba.
Entrada dedicada a Javier Urroz, sin su hospitalidad muchas de estas visiones no hubieran sido posibles.
Hola Javier.
ResponderEliminarQue agradable sorpresa ver a este señor, que me encanta lo que hace.
Además, como lo que triunfa son las batallitas de los aguelos Cebolleta, te diré que a principios de los ochentas, en casa de unos amigos, entre el arsenal de música lolailo que tenían, había una cinta de cassette, con unos extraños nombres que nunca antes había oído, Tuxedemoon por una cara y Blaine Reininger por otra, sin títulos ni nada, me la puse y quedé fascinado, así que como buen pirata 5 jotas, me la copié y ha sido de las mas oidas de mi vida. Tardé bastantes años en localizar estos dos discos, vamos, hasta que no me ayudó el señor Google, que entonces no se si había nacido todavía.
Así que me he repasado este disco que propones y sigue sonando perfecto y no le pasa el tiempo, con esos sonidos frios e inquietantes que suele sacar este señor.
Un músico excepcional que creo debiera tener mas reconocimiento.
Y ya puestos, no estaría de mas la continuación con un disco de Tuxedemoon.
Saludotes
Jose
Gracias Korto. A este tipo le pillé la pista hace ya bastante tiempo, cuando GASA empezó a publicar por aquí las obras del sello belga "Les Disques Du Crepuscule". He sido siempre amigo de las aventuras musicales y este Blaine L. Reininger entró en mi cuadrilla sin apenas esfuerzo. Cuando lo escucho tengo esa sensación de "un americano en París" (en este caso en Bruselas), el típico artista (¡y cúantos ha habido!) que cruza el charco para instalarse en Europa y así empaparse del ambiente cultural del Viejo Continente y, de ese modo, enriquecer su obra.
ResponderEliminarLamentablemente de Tuxedomoon no tengo nada más que algunos temas sueltos grabados en una cinta.
Próximamente en SBDT seguiré la pista de este sello con una artista que también me gusta mucho.
Saludos,
Pues yo a este señor me lo perdí en su momento y lo he recuperado ahora, gracias a ti. Pasa lo que tú mismo has dicho algunas veces: siempre nos ha desbordado la oferta que se mostraba en las tiendas, y no había tiempo ni dinero para todo. Todos priorizábamos, y yo por entonces andaba detrás de músicas más espitosas... y con menos cuerpo, todo hay que decirlo.
ResponderEliminarDespués de leer tu entrada hace unos días, me he echado este fin de semana escuchando los tres primeros discos de este señor, y aunque se nota claramente su procedencia veo que ya casi desde el primero se hace un poco más asequible que sus ex compañeros de Tuxedomoon, otro de esos grupos cuyas digresiones escuchaba con agrado en los días de recogimiento pero que no me llegaron a arrebatar nunca (lo mismo me pasaba con los Residents y ese tipo de gente). Tanto este disco que comentas como el anterior me parecen realmente buenos, originales, con una visión posiblemente adelantada a su tiempo.
A partir de ahí, el tercero (como le pasó a Tuxedomoon a partir de "Holy wars") se va encaminando con más claridad hacia esa "academia de baile europea" que tan bien defines, más cercana a esa idea del cabaret que ellos mismos tenían y que muchos comentaristas tildan ahora de "lounge".
Un grato descubrimiento, envuelto, como siempre en esa chispeante prosa novelesca tuya. Por cierto, me ha hecho gracia que saques a relucir el "Stand up" de los Tull, uno de mis discos preferidos de esos señores. Curiosa imagen.
Saludos mil
La verdad es que la adquisición de este disco fue una apuesta hacia lo desconocido. Cualquier cosa que, por aquella época, llegara a las tiendas era recibida, por lo menos, con mucha curiosidad. Trato de rememorar ahora que es lo que me sedujo para hacerme coin él. Quizás aquellas recopilaciones de Fix Planet y Miniatures, todo ese entorno de artículos en revistas especializadas sobre la escena alternativa auropea, tuviera mucho que ver. En todo caso, creo que fue una buena elección.
ResponderEliminarLo del "Stand Up" viene a colación por el relieve elevado de los músicos de la banda cuando abres el disco. La visión del paisaje nocturno de la terraza me sugería una especie de recorte a tijera en tres dimensiones, parecido al del disco. En fin, cosas mías...
Gracias y saludos,
También a mí se me pasó este personaje en su momento. Así que , como Rick, te agradezco el descubrimiento A Tuxedomoon sí que lo pillé, aunque nunca me entusiasmaron. La voz de Blaine L. Reininger me recuerda en alguna ocasión a la de Willy De Ville. Lo que he podido oír de él me ha gustado bastante. Y, como dice Jose, sigue sonando muy bien, parece que no pasa el tiempo para este disco. La "entrada", como siempre, creando un ambiente que te mete de lleno en el asunto dando vueltas antes por los alrededores. Un gusto leerte, Javier.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias Bab. A Blaine siempre le he tenido una querencia especial, seguramente muy ligada a no pocas sesiones nocturnas que en aquellos años 80 pasé escuchándole. Su propuesta me pareció distinta, fuera de la órbita new-vawe, más alternativa, más interesante.
ResponderEliminarNo había caído en esa comparación que haces de su voz con la de Willy De Ville, otro artista también favorito de aquellos tiempos. Igual me da algún día y lo compruebo. Hay tiempo para ello-
Gracias de nuevo y saludos,