TUDOR LODGE (1971).
Me dejo caer por la costa oeste de la cocina para servirme otra copa de vino, mientras la botella vierte su líquido ambarino mi cabeza aun permanece sublimada por los últimos ecos de un disco también fantástico, "On!" (The Optic Nerve, Guerssen Rcds, 2022). Ya de vuelta en la habitación, Cat Power ("Covers", Domino Rcds, 2021, magnífica su versión del "These Days" de Jackson Browne) gira en el plato. Mi mujer lleva más de media mañana hablando con el servicio técnico de X. La moción de censura contra el gobierno ha fracasado pero continúa la persistente sequía. El pasado fin de semana me acerqué hasta los Chorros de Riofrío en Ávila, la fauna bovina seguía pastando en orden y el cielo se encontraba limpio de drones no identificados (aunque probablemente chinos) buscando nuevos territorios para instalar sus macrogranjas.
Así estaban las cosas cuando preparaba un guión en el que aparecieran varios protagonistas; Roy Redman, un bombero voluntario, afiliado al partido laborista, activo colaborador en la organización del Festival de Música Folk de Cambridge de 1971. También lo harían un grupo de estudiantes de Manchester (eran tres en total) camino de la célebre ciudad universitaria. Para más detalles, conducirían una Ford Transit azul con aspas blancas en la parte trasera, muy parecida a la que en su día diseñó Nick Mason para la camioneta de Pink Floyd. Tienen intención de asistir al concierto de Tudor Lodge, una banda hippy-folk que, desde algunos meses, tenía alborotado el circuito de clubes sureños de Inglaterra.
Tudor Lodge se preparan para salir al escenario de Cambridge. El carraspeo de Bobby "The Major" Waters (uno de los presentadores en vivo del evento) anunciando la entrada del trío anglo-americano apenas se escucha en las últimas filas de la campa. Aprovechando el vacío de la primera toma de sonido de la banda, Will Martins (uno de los de Manchester) se acerca a una chica francesa sentada a su lado. Tou sais que cette trio Tudor Lodge il est formé pour deux anglais et une americaine..., la chica evita mirar la cara pecas-lentejas de Will y se fija tan solo en sus ojos azules. Ils pratiquent un son folk avec des touches psycho (en ese preciso momento ella gira la cabeza hacia la izquierda, desde un puesto de hot-dogs móviles se escucha nítidamente el "Green Onions" de Booker T. & The MG´s). Will no se amilana... Je connais les musiciens, et si tu veux je peux vous les presenter aprés le concert. Miente.
Lyndon Green, John Stannard y Roger Strevens han tomado el nombre de Tudor Lodge inspirándose en un (por entonces) conocido pub de la ciudad carcelaria de Reading. Desde mediados de 1968 ellos son los miembros oficiales de la banda hasta que, a finales de ese año, la salida de Strevens propicia la entrada de Ann Steuart, una de las muchas cantantes y artistas noveles americanas que pululan por un Londres lleno de nuevas alternativas. Su mánager Karl Blore se ha movido lo suficiente para asegurarles un puesto en el circuito de clubes de la capital (Troubadour, Les Cousins), también en la más turística zona del sur del país. Fuentes sin confirmar aseguran haber contemplado su nombre junto al de otras figuras de la época, Ralph McTell, Al Stewart, Mike Cooper o John Martyn. Acreditaremos, sin más, que Tudor Lodge se han ganado un público aun ávido de compartir las últimas sensaciones pastoriles (las noticias de Altamont y Cielo Drive corren como la pólvora), los rescoldos de la cultura hippie, el rollo comunal y campestre (nada mejor que la campiña inglesa del "Tess, la de los d´Urberville" de Thomas Hardy), el amor libre y la sensación de vivir sin fronteras. Su propuesta musical, plena de esas vivencias en su lírica, se acredita con el tono folk-rock adecuado al momento.
Karl Blore les consigue un contrato con el sello Vertigo y a finales de 1970 se dirigen a los estudios de Lansdowne en Holland Park para grabar su único y homónimo disco. Publicado a principios de 1971, la copia que les presento hoy, una reedición del sello italiano Akarma publicada en el año 2005, mantiene todo el brillante proyecto que el diseñador Phil Duffy creó para la edición original de Vertigo. La cubierta principal se abre y en su doblez se extienden los laterales recortados al estilo art-decó; en la parte superior se encuentran los textos y músicos acreditados en la grabación (hay miembros de Pentangle y Tir Na Nog), en la inferior el dibujo hiper-puntillista de Lyndon Green; según se abre hacia la izquierda, el dibujo de John Stannard, tras él se oculta la funda con el disco sobre un inmenso fondo negro; en la parte trasera, el correspondiente a Ann Steuart ocupa todo su espacio, Merece reseñarse esta genuina obra de arte que recuerda también la magnífica portada del "Heavy Petting" de Dr. Strangely Strange.
La carreta de hot-dogs móviles porta en su marquesina luminosa el nombre de "Gino´s. American & Italian Food" y está atendido por Vincenzo Iaconna. Natural de Córcega, suele pasar las temporadas estivales cerca de las grandes aglomeraciones juveniles de la época; festivales musicales, concentraciones moteras, mitines políticos y diversa tropa que acude al llamado de sectas y religiones en auge o en declive. Por los altavoces de la cabina abierta suena el "Soul Finger" de The Bar-Kays y Vincenzo enarbola un buen pedazo de pizza humeante en dirección al lugar donde se encuentra la vecina francesa. Ella tiene hambre y se acerca. "Manda quell´inglese a scopare, Io ti invito..."
"Something was lost / Forgotten, left behind / But now it comes to mind...", de esta expresiva forma comienza "It All Comes Back To Me", primer corte del disco. Sobre sus surcos se extiende una sensación de paz y mansedumbre idílica que durará toda la grabación. Folk-pop con toques Monkees en "Would You Believe", arpegios dorados a lo John and Beverley Martyn en "Recollection", "Two Steps Back" muestra a Ann Steuart en la estela de Vashti Bunyan, "Help Me Find Myself" (el motivo bélico de su texto no se aparta del arcádico tono general) entronca con la depurada brillantez de Incredible String Band, "Nobody´s Listening" cierra una cara A en la que asoman aromas del John Sebastian más inspirado.
La inquietante atmósfera que crea "Willow Tree" en el inicio de la cara B, una suerte de mini-banda-sonora con escenario de ciencia ficción, para nada presume el sesgo que tomará el resto del disco. Volvemos a las más ensoñadoras melodías, la calma, el reposo, la hermandad de la raza humana sigue imponiendo su dulce ley. Si cabe, esta segunda cara profundiza aun más en la traza emocional de la grabación, como si algo superior la guiara. "Forest" comulga con los más hermosos colores del otoño, "I See A Man" reconoce el valor del héroe de guerra al volver a su hogar, "The Lady´s Changing Home" (al igual que hiciera Mellow Candle con "Lonely Man" en su sublime "Swaddling Songs") aprieta el acelerador para recrear en el oyente sus sensaciones más soft-pop, "Madeline", instrumental que puede presumir de finger-picking modélico a lo John Renbourn / Bert Jansch, "Kew Gardens", original del gran Ralph McTell, evoca aquella imagen personal del Caravelle sobrevolando los famosos jardines, en el entorno de Syon House ya descendiendo hacia Heathrow.
A lo largo de 1971 Tudor Lodge sigue actuando por el circuito folk de las Islas. Aparecen también en el cartel del Weely Festival en Agosto de ese mismo año (lo hacen a continuación del set de una banda favorita, The Groundhogs). Cuentan que en los primeros meses de 1972 tienen contratada una gira por Holanda pero Ann Steuart, cansada por el constante trasiego y apenas sin un penique en la cartera, decide abandonar el grupo. Linda Peters (la brillante acompañante y futura esposa en la aventura en solitario del Fairport Convention Richard Thompson) la sustituye. El resto de la historia de Tudor Lodge se diluye como la época, llena de nostalgia.
Post Scriptum: Roy Redman y Bobby Waters ya murieron. Will Martins vive actualmente jubilado en Jávea (Alicante), su mujer Agatha ignora si votó a favor o en contra del Brexit y, en sus numerosos ratos libres, se le ve pescando por el cabo de San Antonio. Alíne quedó embarazada ese mismo verano de 1971, actualmente divorciada, reside en un barrio próspero de Poitiers, muy cerca de la cuna donde nació Leonor de Aquitania. Vincenzo, representante de ropa deportiva, soldador-electricista, mecánico de Iveco, menesteroso tramoyista, a sus años, aun sigue enarbolando pizzas humeantes para atraer a turistas incautas.
¿The Optic Nerve? Ni idea. Tomo nota.
ResponderEliminarTrader Horne, Mellow Candle… Tudor Lodge, cómo no. Podría ser cualquier otro disco de esas características, pero era evidente, por el sesgo que está llevando tu blog, que los Lodge también iban a salir antes o después. Otra preciosidad. No sería muy difícil intercalar canciones de unos en los discos de otros y hacerlo de modo creíble. Así que no tengo nada que añadir, y tu entrada como siempre es soberbia, con ese dominio de los ambientes que tienes.
Podría salir también unos Tir Na Nog, por ejemplo (salvo por su tercer disco, que ya es un poco más pedestre). Los Strangely Strange en cambio no los veo a esta altura, aunque es verdad que aquella portada también se las traía. En cuanto a los Lodge y la suya, es de admirar el empeño de Vertigo por revestir dignamente los discos que publicaba: como mínimo las portadas eran todas dobles, y de vez en cuando verdaderas filigranas como esta. Y no importaba que los protagonistas fuesen más o menos famosos: los Lodge, el chiflado aquel de Ramases o incluso los Strange eran apuestas muy arriesgadas, pero les daba igual.
Lo dicho: a ver qué nueva delicatessen viene ahora….
The Optic Nerve, banda neoyorquina de los 80, inundada de influencias Beatles y melodías folk-rock de los últimos 60, con su toque garajero también, aunque matizado por esas influencias comentadas. Merecen mucho la pena.
EliminarTudor Lodge es un disco conmovedor, entrañable, te llega a lo más dentro sin apenas esfuerzo. El juego de voces, combinando las tonalidades graves y agudas de los miembros, se muestra pletórico en la totalidad de los temas (salvo el instrumental)
Bueno, pues ya veremos cual es el siguiente invitado, aunque el viento ya queda claro de donde viene.
Gracias y saludos,
Pues este disco es de mis favoritos del folk desde hace muchos años, lástima no sea mas conocido y se haya quedado en disco de culto.
ResponderEliminarBuena racha llevas,
por cierto, conoces a Callinan Flinn, es otro de esos discos malditos. Lo puedes encontrar en mi blog.
Saludotes
Jose
Si, efectívamente, es un disco que ya ha conseguido su status de culto, como tantas otras joyas de aquella época inolvidable.
EliminarNo conozco a Callinan Flinn. Reviso tu blog para ponerme al tanto.
Gracias y saludos,
Muy buen artículo ("con ese dominio de los ambientes", como dice Rick) para presentar a un buen grupo del folk inglés. Habláis de los primeros Tir Na Nog, me parece bien; y de otros muchos. Yo añadiría también a los primeros "Bread, Love and Dreams". Si señor, buena racha llevas. Gracias por recordarnos tan buenos discos medio perdidos por ahí en el tiempo.
ResponderEliminarSaludos.
Si, recuerdo una magnífica entrada tuya (aquí, en SBDT) sobre Bread, Love and Dreams.
ResponderEliminarTudor Lodge fue realmente un grupo de orfebrería folk-pop, un producto musical que supo mezclar lo mejor de la cosecha campestre inglesa (el ambiente del festival al aire libre pretende recogerlo) con las nuevas corrientes americanas.
Ahí nos veremos dentro de poco.
Saludos,