DR. STRANGELY STRANGE: HEAVY PETTING (1970)
Mientras observa la lluvia caer se ha oscurecido el cielo, las fachadas de las casas se humedecen con un rastro negruzco y las gotas más cercanas, grandes como bolsas de plástico para los insectos, intentan mantener el equilibrio entre las cornisas. Piensa en utilizar esta imagen de la ventana como vida-teatro de los sentidos para hablar del segundo Lp de Dr. Strangely Strange ("Heavy Petting", Vertigo Rcds, 1970).
Si, puede que sea cierto, este trabajo de la banda parece algo minusvalorado ante tanta y tan buena oferta del folk-rock británico de los últimos 60 y primeros 70. Una repentina voz en su cabeza le sugiere..."debes intentar lo contrario, crear una atmósfera propicia, desarrollar un sentimiento que atraiga al lector, hacerle creer que esta obra de Dr. Strangely Strange posee la suficiente madurez para ser considerada como una obra valiosa."
Caricatura de James Joyce (César Abín) |
En una de las mesas del pub The Bailey (a ser posible la más esquinada, sin apenas visión a Duke Street) se sientan los miembros de Strangies (así eran conocidos entonces). Ivan Pawle (voz, bajo y teclados), Tim Booth (voz y guitarra) y el multi-instrumentista Tim Goulding discuten sobre la certeza de una imagen de Leopold Bloom (protagonista del "Ulises") retratado en la puerta del número 7 de Eccles Street. No hay pruebas fehacientes sobre ello, pero las guías turísticas vienen representándole frente a esa vieja e icónica imagen. Mejor así. Tim Goulding, el miembro con mayor inclinación filosófica del grupo (pronto lo abandonará para internarse en el monasterio budista de Samye Ling), ofrece elegir la alternativa de un alumno sin nombre ("Un encuentro", "Dublineses") que, junto a su compañero Mahony y un rajado y ausente Leo Dillon, deciden esa mañana hacer novillos e internarse por los muelles de Wharf Road hasta El Palomar. Allí no ocurre nada significativo, tan solo el encuentro casual con un viejo de comportamiento y lenguaje ambiguo, también la presencia de un escurridizo gato al que acosan antes de emprender el camino de regreso.
La historia oficial de Dr. Strangely Strange se inicia con un concierto en el Trinity College de Dublín en 1967 (cerca, en el 15 de Usher´s Island tiene lugar la escena de la escalera). Durante 1968 se van sucediendo las actuaciones tanto en la capital como en sus alrededores. En muchos de los escenarios se enfrentan a un público poco dispuesto a aceptar su propuesta folk-rock acústica con algunos tintes progesivos. La tradición republicana del ... "un oigan-esto-todos sobre O´Donovan Rossa o una balada sobre los líos de la tierra natal",... parece que se sigue manteniendo (es muy probable que Joyce aprovechara aquí para criticar al célebre patriota irlandés).
De todas formas, centrémonos en los hechos urbanos constatados. Queda comprobada la primera estancia de Goulding y Pawle en la casa de la novia del primero, "Orphan Annie" Mohan, posteriormente conocida como "The Orphanage". Tim Booth (nacido en el mismo condado de Kildare en el que Joyce estudiaba Geografía) residió posteriormente en un segundo orfanato en Sandymount. Ambos locales se convirtieron en hospedaje y centro de reunión habitual de la mejor escena local de la época. Phil Lynott y Gary Moore solían acudir por allí con frecuencia. También lo hacía Robin Williamson (Incredible String Band) cuando visitaba Dublín. En el piso superior del edificio de ladrillo rojo y ventanas blancas de guillotina solía meditar de madrugada.
Aparte de la conexión (e influencia) que Joe Boyd pudiera mantener entre la Incredible String Band y Dr. Strangely Strange (fue productor de varias obras en ambas formaciones), el resto de mutuas connotaciones entre ambas bandas no deja de resultar una pretensión atractiva. Se ha intentado colocar a la formación dublinesa en una estela secundaria con respecto al grupo escocés. Indudablemente, la exposición de Wiiliamson, Heron y Palmer fue mucho mayor, nadie lo discute, pero el narrador cree que si los ecos y las sensaciones de ambas bandas compitieron entre si, los de Dublín vencerían a unos escoceses emigrados a un Londres demasiado ensimismado con el ombligo-swinging-London de su escena musical. La atmósfera propicia de la que se hablaba antes debería tener mayor calado sombrío en la capital irlandesa, sobre todo, si las ideas que concurren en la historia contemporánea de Dublín-Irlanda, esto es, sometimiento, expoliación, hambruna, emigración y traición se tienen en cuenta. La coincidencia con un antiguo folclore céltico de espíritus banshees, guerreros míticos y una naturaleza enloquecida culminarían la jugada.
Extrae el disco de la funda (ellos nunca se sintieron felices con el diseño de la portada) y lo coloca sobre el plato. Suena "Ballad of the Wasps" y ya agrada el tono acústico, las guitarras, la mandolina y el bazuki otorgan al tema un eco mitad irlandés, mitad greco-oriental. En "Summer Breeze" el poso rock de la guitarra de Gary Moore refuerza su melodía, sus riffs finales y la base rítmica acusan esa sensación también progresiva. En "Kilmayonadd Stomp" el harmonio de Ivan Pawle marca el trayecto, la canción camina entre la dulzura y el salto festivo. "I Will Lift Up Mine Eyes", el tema más corto, otra vez el harmonio y las voces corales de los miembros anticipan una suerte de celebración que se desarrollará más adelante, en otras canciones. "Sign Of My Mind" cierra la cara A. Magnífica composición en la que se conjugan los sonidos del whistle de Ivan Pawle junto a los intermedios bucles de la guitarra de Gary Moore, a veces suaves, otros explosivos. La base rítmica de Tim Booth y Dave Mattacks (ha grabado meses antes con Fairport Convention su magistral "Liege & Lief") más que sonar, planean entre ganchillos dorados.
La cara B comienza con "Gave My Love An Apple" y los Strangies parecen trasladados a la dimensión americana del momento. Su tono es meridianamente Little Feat, J.Geils Band, la guitarra de Gary Moore juega en casa y el piano de Tim Goulding afianza cierta sensación chitlin´circuit. "Jove Was At Home" vuelve al redil pastoril. La voz de Ivan Pawle acaricia a Marymac (la protagonista) y aquí (en "I Will Lift Up Mine Eyes" lo anticipábamos) la escuela jesuita irlandesa aparece en unos versos últimos que saben a himnos. Casi sin darse cuenta sigue "When Adam Delved", una delicia, un suspiro, un arrullo acústico, cuando se apagan las luces. "Ashling" continúa la senda bucólica, los dioses son propicios al reposo, ¡oh-la-rama-dorada-de-Frazer! "Mary Malone of Moscow" conjuga distintos estilos, sonidos que recuerdan a Stone The Crows, Brian Auger, adagios arrancados de los muros de un Dublin mientras los músicos buscan refugio sorprendidos por una implacable tormenta. Un nuevo himno jesuita en "Goodbye My Friends" cierra la obra. Annie X Mohan ejerce de sacerdotisa. Amen, amen, amen.
Cuando se asomó a la ventana tuvo la impresión de repetir algo ya olvidado, las gotas de lluvia habían desaparecido y un sol tibio pugnaba por brillar escondido entre las nubes. Repasó por última vez las notas de su cuaderno color crema, nada que incorporar a lo ya escrito. Dejaba a un lado las referencias al primer disco de los Strangies, "Kip Of The Serenes" de un año antes, también toda la historia acontecida a la banda desde la publicación de este segundo trabajo, la entrada y salida de nuevos miembros, la propuesta fallida a Ian Pawle para integrarse en ISB para reemplazar a Rose Simpson, su disolución tras una problemática gira por el Continente. El tiempo se sucedía en una banalidad de toses roncas hacia ningún lugar concreto. Recogió el disco y lo introdujo en la funda... un disco más conocido por su complicada portada que por la música contenida en él, pensó.
"Vamos a echarnos como deoc an dorius, que quiere decir un buen whisky en el idioma vernáculo, me parece". Por cierto, ¿dónde está el sacacorchos?, preguntaba el narrador a cierta distancia de su cuerpo.
Como siempre, el texto está a la altura del contenido; de hecho, hay momentos en que es más interesante la estructura del texto que el propio contenido. Imagino que ya sabes que tienes madera de escritor.
ResponderEliminarEn todo caso, da la impresión de que también tú podrías poner objeciones a este disco ( que no es mejor ni peor que el primero que publicaron). Y digo "también" porque eso mismo me pasa a mí: a diferencia de los discos que has comentado hasta ahora -no digamos ya de grandes como la Fairport, Steeleye Span, Tir Na Nog et al.-, los Strange pecan tal vez de dispersión. No hay unas estructuras sólidas, atractivas, sino que va todo un poco desangelado. Son irregulares, como lo es en otros aspectos la Incredible String Band, capaces de lo mejor y lo no tanto.
En cualquier caso, también hacen melodías deliciosas. A juego con este escrito.
Ya estoy esperando el siguiente....
Confieso Rick que yo tenía la misma impresión de "deslabazamiento" cuando (después de mucho tiempo sin recuperarlo) me enfrenté últimamente a él. Al escucharlo más detenidamente y en muchas más ocasiones, mi impresión fue cambiando. Creo que lo mejor del disco es esa combinación folk con las guitarra de Gary Moore, más puramente roqueras, incluyendo riffs que elevan las canciones (en las que interviene) a un nivel con un sonido muy convincente.
EliminarEn todo caso, un trabajo este "Heavy Petting" que va ganando con cada audición.
Gracias y saludos,
Me he metido de lleno en la película que has creado para presentar a esta banda. Aquí llueve bastante; esto no es normal. Tenemos invitadas en casa y he puesto este disco para que cuadre con el ambiente lluvioso de la mañana. Siempre me ha parecido extraña esa guitarra de Gary Moore, como si no entrara del todo en este tipo de música, pero al final te convence. Sí que me parecen un poco dispersos, como comenta Rick. Les veo bastante parecidos a I.S.B. A mí es una música que siempre me ha interesado, y con tu presentación la cosa va sobre ruedas.
ResponderEliminarSaludos.
Pues creo Bab que das en la diana cuando reconoces que la guitarra de Gary Moore convence al final. Su aportación, cuando interviene, otorga al disco un sabor más de rock-folk que de folk-rock.
EliminarAdemás creo que también puedes encontrar aquí una lectura genuinamente dublinesa que le pega mucho al disco.
Gracias y saludos,