HAPSHASH AND THE COLOURED COAT: "FEATURING THE HUMAN HOST AND THE HEAVY METAL KIDS" (1967)

 


Hace falta introducirse dentro de un concepto para intentar comprenderlo, a veces pensamos que una simple ojeada es suficiente para entender una obra de arte pero, por lo general, no suele ocurrir de esa manera. El disco que hoy presentamos (reedición Akarma 2002 del original de Minit Rcds. del año 1967) se puede prestar a ese tipo de situación confusa. La imagen deslumbrante de la portada atrae inmediatamente al oyente interesado. Una vez escuchado, lo más probable es que, salvo que se trate de un aficionado avezado, no capte gran cosa de su contenido y tienda a prescindir de él. 

El concepto de Hapshash and The Coloured Coat tiene su origen en la colaboración de dos artistas ingleses, Michael English y Nigel Waymouth. El primero, un diseñador gráfico que utiliza elementos pop-art y tiras de ciencia-ficción extrema para crear imágenes de un art nouveux renovado que vendería en las boutiques más chics del Londres de mitad de los 60. Michael también colabora como diseñador artístico del periódico contracultural International Times. Waymouth, con la ayuda de su novia Sheila Cohen y el sastre John Pearse, abre en el 488 de King´s Road la que sería la boutique más famosa de entonces, Granny Takes A Trip, un conglomerado de ropa y confecciones de época eduardiana de segunda mano expuesto a todo color. La espectacular fachada y el diseño interior de la propia tienda resultarían tremendamente atractivas para una joven comunidad hippie que, frente a una ciudad gris y anclada en el pasado, se ha decantado definitivamente por un moderno y colorido Swinging London.

Si son Joe Boyd y John "Hoppy" Hopkins (figuras ambas fundamentales en el Londres musical y contracultural de la época) co-propietarios del afamado club UFO de Tottenham Court Road, los que proponen a English & Waymouth realizar una serie de pósters para potenciar la imagen comercial del establecimiento (sede entonces de Pink Floyd como banda residente), también es Guy Stevens, un auténtico campeón de la industria musical inglesa (desde el "Supernatural Fairy Tales" de Art hasta el "London Calling" de The Clash, por no extenderme demasiado) el que convence a la pareja para iniciar su experiencia  en la música.

Ante la sorpresa e incertidumbre inicial de English & Waymouth (ellos no poseen ninguna habilidad especial ni práctica musical) Stevens les transmite una idea a priori convincente: "se tratará de publicar un álbum conceptual, intentar capturar el feeling y la espontaneidad que cada noche viene a suceder en el UFO y en los conciertos al aire libre de Hyde Park, una especie de reunón tribal sirviéndose de la música como nexo de unión". 

Para este fin se servirán de una línea rítmica, única y repetitiva, capaz de crear una sensación de caos, pero un caos controlado. La improvisación jugará un papel importante, alguien leerá el párrafo de un comic dedicado a Thor, aparentemente sin sentido, pero la solemnidad de la entonación le otorgará una emoción casi bíblica. El oyente deberá tener la sensación de participar en una fiesta colectiva, con libertad para salir y entrar de un recinto abierto en el que siempre se mantendría una misma sensación de viaje comunal e interminable. El nombre de la banda, Hapshash (corrupción de Hatshepsut, antigua reina egipcia de imposible pronunciación) and The Coloured Coat, sería el mismo que English & Waymouth ya utilizaban en su trabajo de diseñadores gráficos y el título del disco, "Feauring The Human Host and The Heavy Metal Kids" haría referencia a la participación de Guy Stevens ("The Host") como inductor e ideólogo del proyecto y a la banda Art (futuros Spooky Tooth) como "The Metal Kids", los verdaderos intérpretes e instrumentistas de esta peculiar experiencia sonora.

Entendidas así las cosas, el disco fluye con una claridad meridiana. Desde su inicio con "H-O-P-P-Why?", un alegato contra la detención y condena a prisión por posesión de cánabis de John "Hoppy" Hopkins (él es la versión inglesa del John Sinclair norteamericano) una jam-session basada en un único acorde se sucede interminable. "A Mind Blown Is A Mind Shown" refuerza esa misma sensación utilizando el sonido de un bongo hueco y galopante. "The New Messiah Coming 1985" emplea también percusión (cimbales, tambores, campanas) para recrear un background de coloque general, entran voces "we are..., we are..." y posteriormente se desvanecen "I am...I am...". En "Aoum" el grupo entona el famoso Ommmm, una suerte de ejercicio de yoga cantado que ensalza el sagrado sonido, la esencia de la última realidad sensible que cierra la cara A.

Pero es quizás "Empires Of The Sun", el único y extenso tema que ocupa la totalidad de la cara B cuando el concepto y la idea de este singular disco encuentran su máxima expresión. Un esqueleto rítmico aparentemente desnudo - en el que tan solo Greg Ridley y Mike Kellie (bajo y batería de Art) parecen mantener la calma y el compás - y al que se van añadiendo aleatoriamente capas de instrumentos (campanas, cuerdas, bongos, tambores, flautas), típicas recitaciones orientales junto a gritos apagados semejantes a orgasmos frikis. Puede que el oyente se imagine una avalancha de nieve a cámara lenta, los árboles cayendo ante la potencia del derrumbe y, mientras se eleva un decorado de  blancas nubes desde un suelo herido, un chamán recita en castellano..." por tu amor me duele el aire, el corazón y el sombrero...". Un mágico sinsentido que culmina con una pequeña parrafada en el más inexplicable lenguaje cockney. Dieciséis minutos sin tiempo, sin dimensión, sin espacio (un invento plagado de defectos), tan solo permanece un soporte-muelle recreando el conmocionado pulso de un oyente cada vez más alterado. Misión cumplida.

Evidentemente el disco fue un fracaso comercial, ninguno de sus autores pretendía alcanzar las listas. Hapshash and The Colured Coat se suman a continuación a una corta gira de conciertos, ninguno tan caótico como el que tuvo lugar en The Paradiso de Amsterdam, un bolo que provoca la salida de Guy Stevens del proyecto. Otro fracaso se sucede cuando los músicos "contratados" de Hapshash se presentan en el Middle Earth londinense, apenas sin pruebas de sonido, para simular allí la prolongación de una idea original que se va desvaneciendo. Aun así, Waymouth retoma temporalmente las riendas de la banda y publica otra segunda obra, "The Western Flyer" (Liberty Rcds, 1969), un disco menos radical y que, a pesar de contar con el líder de Groundhogs Tony McPhee como asesor musical, apenas tiene recorrido.

En cualquier caso, independientemente del avatar musical que seguiría la banda (cierre a finales de 1969) English y Waymouth  continuaban con su proyecto homónimo, no por mucho tiempo es cierto, en la gestión de la marca Granny Takes A Trip que traspasan a un par de inversores norteamericanos antes de que concluya el año 1968. Se centran más y mejor en continuar con el exclusivo diseño gráfico de pósters para clubes (además de UFO, Brighton Breezes, The Fith Dimension, The Marquee), festivales (The Love Festival) y un buen puñado de grupos de rock y luminarias de la época (Jimi Hendrix, The Who, Soft Machine, Tomorrow, Pink Floyd, Arthur Brown, Move, Incredible String Band, Traffic, Art...).En todo caso, a ambos artistas les queda el extraordinario bagaje de haber contribuido significativamente al cambio generacional de la sociedad urbana inglesa de mitad de los años 60, la década prodigiosa. Un cambio lleno de color y que, gracias en buena medida a la posterior aportación de las culturas de los inmigrantes afro-americanos y asiáticos, continúa a día de hoy.



Comentarios

  1. Este tipo de discos resulta difícil de valorar con propiedad, porque suelen ser una amalgama de sonidos que a veces ni siquiera guardan mucha relación: en este caso, el sonido envolvente, casi ambiental, tanto de la pieza que lo abre como de la cara B, son posiblemente lo más representativo frente a otras dos de espíritu hindú (especialmente meditativa "Aoum"). Por otra parte y como bien dices, en realidad el peso lo llevan los Art. Sin embargo, olvidando esos detalles, y evocando ´la época, es un inmejorable documento del ambiente febril que se vivía por entonces, con artistas plásticos, dibujantes o incluso diseñadores de moda hippy (el caso de los Fool) interactuando con los músicos del momento.

    La corta vida que tuvo el ambiente psicodélico tal vez sea consecuencia de ese mundo revuelto, sin unas ideas claras en muchos casos. Pero su gancho, su magia, son aún hoy palpables. Incluso en estos tiempos tan oscuros. O precisamente por eso. Y sí, ese segundo disco ya refleja muy bien que la fiesta se acabó; no es malo, pero es mucho más previsible.

    Suerte con el año nuevo.


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    1. Efectivamente, es una obra muy de la época, fiel reflejo de una explosión artística que convirtió a la ciudad de Londres en el epicentro de la moda a todos los niveles. Hapshash es, además, un concepto demasiado transitorio, que no duró más allá de lo que el fogonazo de la psicodelia pudo durar. Pero creó una pirotecnia que aun asombra a propios y extraños y, a pesar de que esta obra de Hapshash no deja de ser un ejercicio de cierta vanidad por parte de sus autores, sigue refulgierndo con fuerza, por lo menos para el que suscribe.
      Nota: a modo de ejemplo: Estoy escuchando ahora la última etapa de Ultravox (sin !), concretamente su "Rage in Eden" del 81, producido por el mítico Conny Plank. Comparado con el disco de Hapshash, ¡qué mal ha envejecido!. A pesar del tiempo transcurrido, el de English & Waymouth suena mucho mejor.
      Saludos,

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  2. Poco que añadir a lo que has escrito y lo que comenta Rick. A nivel completamente de "aficionado (no muy) avezado", y en la mejor acepción de la palabra "aficionado", he participado en movidas de ese tipo, salvando las distancias. Por el pueblo, el la segunda mitad de los años 70, pasaron numerosos músicos, sobre todo alemanes e ingleses, que tocaban por la calle. Al final acababan muchos de ellos en el jardín de nuestra casa y montábamos verdaderas jam sessions. Allí participaba todo quisqui. Nos cambiábamos los instrumentos a cada rato. Por ahí debe de haber alguna cinta perdida.
    Tengo que decir que se disfruta más participando que oyendo este tipo de músicas.
    No conocía este disco. Gracias.
    Saludos.

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    1. Que me diga Vd que es un aficionado no muy avezado suena a chirigota, amigo Bab.
      Por otro lado, de esas sesiones jam que me comentas, que bien estaría recuperarlas y escuchar su contenido. A lo que más llegó servidor fue a una improvisación de percusión en un concierto de la Eduardo Bort & Bambule Band en Vista Alegre. Empezó a llover y nos acercamos al escenario para entonar el "No rain, no rain..." de Woodstock. La percusión consistió en la colisión burda de dos latas de cerveza.
      Saludos,

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