FIFTY FOOT HOSE: "CAULDRON" (1969)
Les pongo sobre aviso, lo que Vds. van a comenzar a leer a continuación está lleno de cabos sueltos y preguntas sin respuestas. La habitación se encuentra en silencio aunque todavía laten los presagios de una ficción de antemano condenada. La lectura de muchas de las páginas de "Invasion Of The Body Snatchers" (1955) conduce mi mano hacia un texto incierto, inexplicable.
Mientras reviso las notas (1) escucho por segunda vez el "Poeme électronique" (1957-58) de Edgar Varèse, antes he intentado reanimarme con otras dos de sus más conocidas obras, "Amériques" (1918-21) y "Deserts" (1950-54). Quiero pensar que he creado el entorno ideal para hablar de uno de los álbumes más extraños y fascinantes de la década dorada de los 60, el "Cauldron" (Limelight Rcds, 1968, RE Aguirre Rcds, 2017) de la banda californiana Fifty Foot Hose.
Llueve intermitentemente sobre Mill Valley, ciudad donde transcurre la novela de Jack Finney. Situada entre las costas oeste y norte de la Bahía de Richardson, se comunica a través de Sausalito con el Golden Gate antes de entrar en San Francisco. Acompaño a Cork Marcheschi y David Blossom, los miembros más importantes de Fifty Foot Hose, hasta Mill Valley, puede que se hayan trasladado hasta allí con la intención de avistar los primeros efectos sonoros de la tormenta.
Cotejo de nuevo las notas para buscar puntos de encuentro. Cork Marcheschi, hijo de emigrantes italianos, nace en San Mateo en 1945. Disléxico desde su nacimiento, es capaz sin embargo de desarrollar una serie de alternativas que le sirven para potenciar fuertemente su creatividad. Inquieto ante las exposiciones de pintura de vanguardia (Pollock, Rothko...) a las que acude como un poseso durante su adolescencia, es, sin embargo, la música, su primera y principal fantasía artística. En esa rama le contemplamos inicialmente aficionado al r&b de Ray Charles y Joe Turner para recoger, poco después, las enseñanzas del jazz de la época beatnick, la rama experimental de Coltrane y Albert Ayer. Pero es Edgar Varèse y su "Poeme électronique" y, más concretamente, su original representación cinematográfica en la grabación que sirve para dar a conocer el Pabellón Phillips de Corbusier y Xenakis (Bruselas, 1958), el hecho que altera definitivamente sus neuronas.
Conviene alargar el sueño en el que aparece el espectro, inicialmente representado en forma de estrella dentro del hueco de una nube baja. Fugazmente retorna su imagen asomándose al pasillo de las secuoyas, desde allí Marcheschi y Blossom contemplan incrédulos la visión de un ser eléctrico de carne y hueso. Elegantemente vestido, es ese el verdadero personaje de "Cauldron". Sus brazos gesticulan para así formar un arco, se detiene entonces, como un ser petrificado, gira su cara salina y muestra la misma sonrisa convincente de una persona enajenada. Nadie le sonsaca una idea oculta tras sus ojos brillantes. La cinta de caucho que mantiene unidas las manos de Cork y David se va reduciendo hasta desaparecer completamente.
Ante tal escenario, la música de "Cauldron" queda facilitada. Comienza su andadura con el aviso de una explosión nuclear subterránea, "And After". No es tan difícil quedar subyugado por la susurrante voz de Nancy Blossom y los magníficos punteos de David y Larry Evans. Cork además se encarga de generar todos los circuitos necesarios para convertir este tema en el primer capítulo ideal de la novela de Jack Finney. "If Not This Time" anuncia la llegada de los alienígenas, burbujean los arreglos para acoplar una melodía inusual de "sunshine pop". Ante las expectativas de un próximo alunizaje, "Opus 777", en apenas 0:22, extiende el tren de aterrizaje."The Things That Concern You" muestra a la banda en el más puro espíritu de San Francisco, la voz de Nancy emula a la más genuina Grace Slick, los riffs de guitarra acompañan el despliegue de la fuerza aérea de no-defensa. Durante el segundo lapso de 0:22, "Opus 11", los altavoces entran en trance. Las guitarras iniciales de "Red The Sign Post" narcotizan a un oyente a estas alturas ya sometido, su cerebro vuelve a hundirse en la melaza del pegote místico (Carlos Castaneda para aquellos que entienden). Excelente. Nuevo 0:24 para "For Paula", un laser para dar entrada al mejor tema del disco, "Rose". Moby Grape, mejor aun, Skip Spence en su noche menos oscura. Un mensaje de buena voluntad para todos aquellos capaces de recuperar los mejores vuelos de aquella época inolvidable.
Ha caído una de mis numerosas canas y se posa feliz sobre los surcos iniciales de la Cara B. Se nota porque "Fantasy" (10.08) comienza dubitativa hasta que alguien consigue quitarla de enmedio. Ese "sunshine pop" del que hablábamos aparece de nuevo apadrinado por las mejores jams de Spirit y Quicksilver Messenger Service. Pura psicodelia de la Costa Oeste, del viaje alucinado de Jack Duluoz por Big Sur, un Lawrence Ferlinghetti que no consigue recuperarle nos saluda en buena parte de los puentes del tema, puede que las guitarras suenen como las aspas de futuros parques eólicos oxidando el paisaje. La versión de "God Bless The Child" de Billie Holiday (prefiero la de Blood Sweat And Tears de su segundo Lp) mece la cuna de los abducidos, es este el tema más acariciante del Lp, la voz de Nancy se escucha entre el soplo casi apagado de una llama. "Cauldron" culmina el disco. Aun no he llegado a las últimas páginas de "Invasion Of The Body Snatchers" pero su texto podría coincidir con la narrativa de este tema... "Cauldron / Cauldron / Cauldron of sorrows / Melting tomorrows by being today"... Un espectro apenado combinando presente y futuro, la total atonía musical parece negar jerarquía a un tema que, para terminar, suena discordante entre los pasillos del Pabellón Phillips de Bruselas.
Kim Kimsey y Terry Hamsley tripulan el platillo rítmico de Fifty Foot Hose.
No existe nada más ornamental. Fifty Foot Hose, la imagen de una enorme manguera anaconda se enrosca entre los cables electrónicos de la habitación. Aprieta desde el techo sus fuertes anillas hasta aovar unos pétalos de color caoba. Jack Finney sorbe un poco de brandy mientras desde la ventana contempla el grueso del cuerpo del ejército desplegándose en dirección a Throckmorton Street. Entre los uniformes se distingue una encorvada figura femenina paseando una mascota azul.
(1). "Interstellar Overdrive. The Shindig! Guide To Spacerock" / "Timemazine nº 7, The Psychedelic Fanzine About The 60s And Beyond´Em"
Apasionante, querido Javier. Acabo de leer un libro de Milan Kundera en el que hace una encendida defensa de Xenakis. También se habla en tu texto de Varèse, Coltrane y Ayler, con lo que has encendido todas mis alarmas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues me alegro que el texto haya encendido las alarmas Gon, eso es señalde que tus semáforos siguen funcionando, en plena forma.
EliminarEs te "Cauldron" un disco muy interesante, reflejo de una época y ciudad muy abierta, sometida a todo tipo de influencias.
Nunca había escuchado antes a Verèse y, aprovechanod notas y apuntes sobre el texto, me ha servido para conocer parte de su propuesta.Muy interesante.
Gracias y abrazo para Sara y los críos.
Como me gustan los cabos sueltos y las preguntas sin respuestas, me ha gustado mucho tu relato.
ResponderEliminarConocía el "Poeme électronique" de Edgar Edgar Vàrese, pero lo he vuelto a oír de nuevo. Y en relación a este disco de Fifty Foot Hose, me sonaba el nombre, pero no recordaba de qué. He buscado en mis numerosos discos duros y blandos. Solo he encontrado una canción que aparecía en San Francisco Nuggetss, Disco 4. Así que he buscado este "Cauldron" y me lo he empapado después de leer tu texto. Te agradezco el descubrimiento. Casi encuentro la anaconda enroscada en los cables eléctricos de la habitación. He notado que el gato estaba un pelín mosqueado, observándome detrás de la ventana desde el jardín.
Gracias por el descubrimiento.
Saludos
Todos los descubrimientos (aunque veo que tenías alguna referencia anterior) suelen deparar buenos momentos, sobre todo si la propuesta que los acompañan
ResponderEliminarelevan el nivel de tu interés.
Este disco me ha dado también cancha para enrollarme sobre la literartura de la época, rememorando, muy en particular, el "Big Sur" de Krerouac y algunos poemas sueltas de Ferlinghetti.
Gracias y saludos,